viernes, 23 de julio de 2010

verlas venir

ya lo comenté alguna vez, hace algún tiempo. la gente se da de sí, y yo me doy de mí. hoy encontré la palabra exacta: la gente tiende a expandirse, y yo a contraerme.

me contraigo. bajo la piel de mi espalda, que la ves y es larga y flaca como yo, subyace una contractura generalizada fruto de mi apalancamiento existencial.

tendencia a contraerse. como un caracol si le molestas.

conozco la solución, el osteópata me la repite con paciencia infinita cada año o medio año, cuando voy con los huesos hechos trizas y me cruje por todas partes.

-Bastaría un poco de ejercicio tres veces por semana. Estiramientos y cosas así, no hace falta que te pongas a hacer pesas. Y corregir algunas posturas. Con eso estarías mucho mejor.

bueno, la cosa es que ahora también es el cuello, las mandíbulas, la cabeza. palpitaciones en la sien. tensión pura y dura. todo porque resulta que aprieto los dientes mientras duermo. lo llaman bruxismo, y supongo que es un exceso de energía no liberada. como un animal encerrado.

encerrada en mí, porque nada me impide salir. pero cada vez que me descuido me encuentro enroscándome en una espiral hacia dentro, camino de perderme dentro de mí misma.

creo que es una constante, desde que recuerdo. a veces no hago caso a cosas muy razonables que me dicen, y eso me acaba trayendo problemas. si he aprendido algo de las ostias, debería ser al menos a verlas venir.