miércoles, 3 de noviembre de 2010

Con Faulkner en el aeropuerto de Bérgamo


El RUIDO
1.30
No quiero dormir voy por el segundo cappuccino estamos ciento y la madre pasando la noche en el aeropuerto de Milán-Bérgamo.

Ya charlé un rato con una pareja de sevillanos que vienen de vivir unos meses en Turín y han acabado saturados, ya me tomé dos cappuccinos, ya salí a fumarme un piti al fresquito de la noche y ya decidí no seguirle el rollo al morenazo que aparentemente dormía con su novia a mi lado pero que ha salido a la calle a los veinte segundos de salir yo y me ha pedido fuego, me ha preguntado de dónde vengo y a dónde voy, antes de añadir que las españolas son troppo belle. El morenazo era de Turín y en ese momento ha salido el chico sevillano también a fumar, le he dicho al morenazo 'mira qué casualidad, él viene de Turín también' por la cosa de tener algo de qué hablar los tres, pero al morenazo no le ha importado una mierda, más bien he notado cómo se le cortaba el rollo, se terminaba su piti a toda leche y se iba otra vez dentro. La idea de un polvo con un desconocido en los baños del aeropuerto me seduce no lo voy a negar y a quién no pero me parece de mal gusto kármico tener a su novia aquí al lado dormida e indefensa mientras éste cabrón me fulmina a miraditas. Así que he decidido no seguirle el rollo y leer, que es muy sano. Empiezo con la introducción de El Ruido y la Furia.

TRATATTATATATATATATATAATATATATATATTATATAT
no he mencionado que las taladradoras hacen obras nocturnas en el aeropuerto, más o menos en el medio y no hay forma de huir del ruido. Bueno, yo me concentro en cualquier lado.
Hasta con las taladradoras y el morenazo, que aunque había vuelto a su sitio, al poco se ha levantado en plan 'no me puedo dormir' y está dándose paseos mirándome y sonriendo cada vez que pasa frente a mí y a su novia que duerme junto a mí pensando que su novio está a su lado.
No va a bastar con leer. Saco mi cuaderno para tomar notas.

TRATATATATATATATATATATATATATATATATATATAT

Escribo 'El Ruido y la Furia'. Pienso un momento y subrayo la palabra RUIDO.

4.00
Me he leído y resumido toda la introducción. He copiado hasta el árbol genealógico de la familia Compson. Faulkner me cae bien. Fue un fracasado durante muchos años. A veces pensamos que los escritores han nacido siendo clásicos.
TRATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATAT
Suena un altavoz. Ya se puede facturar para los primeros vuelos. La novia del morenazo se despierta y mira alrededor. Él está en frente, lleva un rato sentado en una silla al otro lado del pasillo exactamente frente a mí, desde donde me sonríe periódicamente cuando levanto la vista de la lectura y la tomadura de notas. Ve que su novia se ha despertado y le está buscando y viene. Se levantan, cogen sus cosas, se van a ir y les miro. Él no me mira, va a irse sin decir ni mú, y es ella, que al fin y al cabo estábamos al lado, la que se gira y me dice con una sonrisa 'ciao'. Entonces él también me sonríe y me dice ciao. Vaya joya que te llevas, chiquilla. Buena suerte.
TRATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATTATTA

4.30
Los vigilantes de seguridad nos echan del suelo.
Todas las sillas están ocupadas. Busco un suelo alejado.
TRATATATATATATATATATATATATATAAAAAT

5.00
Me echan del suelo alejado. Busco una silla. Todas están ocupadas. Tercer capuccino, otro piti, busco un suelo alejado y discreto.
TRATATATATATATATTTATATATAAATATATATTA

5.30
Me echan del suelo alejado y discreto. Afortunadamente la gente de los primeros vuelos ya está pasando el control y encuentro una silla libre.
Las taladradoras se paran. Se acabó el ruido.

LA FURIA
6.30
Hay una barbaridad de gente hoy en el aeropuerto. Pensaba que la cola del control de acceso disminuiría cuando salieran los primeros vuelos pero nada de eso. Va a más y más. No ha dejado de crecer. Mi vuelo sale a las 8.40 pero decido ponerme en la fila porque hay más de trescientas personas delante de mí y el número aumenta a cada momento. Hay un punto en el que no hay filas ni nada que nos encauce. Hay una zona justo antes del control, donde deberían hacerse filas, en el que hay un mogollón de gente apretujada sin orden que no parece avanzar.

7.00
Estoy bastante cerca del punto crítico donde se deshace la cola y se transforma en marea humana y estoy tratando de ver dónde me colocaré, si algún puesto de control se ve más ágil que otro, pero todo se ve paralizado. Los detectores de metales dicen STOP y los policías hacen a la gente quitarse hasta los marcapasos. Me suena el despertador del móvil. Lo había puesto por si dormía. Miro hacia atrás. Por lo menos hay trescientas personas detrás de mí. Menos mal que no dormí.

7.30
Punto crítico. Una masa que no avanza. Niños llorando. Viejas empujando con ímpetu de joven. El viejo que llegó después que yo está casi pasando el control y yo sigo atrás. No avanza. No avanza. Cachean casi a cada persona. La policía del puesto de control por el que aspiro a entrar parece especialmente jodona. La está teniendo parda con una chica del Este que por lo visto no habla italiano ni inglés y no entiende algo, no sé qué cosa pero no la deja entrar. Llama a otro policía, se tiran un rato discutiendo. La fila no avanza. Ya hemos pasado el punto en el que hay que tirar las botellas de agua y hace un calor de la ostia. Llevo puestos dos jerseys bien gordos y el abrigo, porque por la noche hacía frío y porque no me caben en la maleta. No quiero desmayarme porque seguro que estos cabrones me sacan al final de la cola y pierdo el avión.

8.00
Me he hecho amiga del turco que tengo a un lado y del iraní que tengo al otro, pero ni entre los tres hemos conseguido impedir que una vieja supervieja se nos cuele. Casi le pasa por encima al chaval turco. La gente grita cosas en italiano, en inglés, en francés. La peña habla de pasar en masa. Gritos de 'pierdo mi avión!!' y de 'vamos a pasar todos a la vez!!'
Todo el mundo pita en el detector de metales.

8.20
Estoy a punto de pasar el detector de metales. En ese momento, sin más explicación, cierran el puesto de control de AL LADO. Le echan una cinta y hala. Joder, qué suerte. Cuestión aleatoria, podría haberme tocado quedarme con el detector de metales en las narices. La policía de mi puesto ve a su compañero echar el cierre y dice en voz alta un non ci credo que comprendo a la perfección. Me hace un ademán, paso y el puto detector pita. Un poli me dice que me quede ahí, y acto seguido se va a controlar a la masa que está gritando bastante enfurecida frente al puesto de control cerrado. Se ha armado el caos a mis espaldas y yo estoy clavada esperando a un poli que me ha dicho que espere y que por lo visto, no piensa volver.
Mi maleta y mis cosas salen del escáner.
La policía de mi puesto ha pasado de mí y del detector porque también está aplacando a la masa furiosa. Así que cojo mis cosas, y al primer uniformado que pasa por ahí le pregunto posso andare? y señalo las puertas de embarque, me dice si si y me largo con viento fresco.

LA IDIOTA
8.40
Sale mi avión. Pienso que terminaré de leer a Faulkner en casa.

(el ruido. la furia. el ruido. la furia. faulkner. y yo? y yo? ya sé, joder; cómo no iba a ser la idiota, la idiota que cuenta el cuento*)


(*'lleno de ruido y de furia, que nada significa'. Shakespeare, MacBeth. Inspiración de Faulkner para El Ruido y la Furia)