viernes, 5 de noviembre de 2010

la indeseada hija de mi tiempo

claro que tenían encanto las cartas con su sello.
pero nada te impide seguir escribiendo cartas.
claro que era guay bajar a la plaza y saber que ibas a encontrar a los colegas allí.
claro que resulta casi incomprensible que todo el mundo llegara al sitio donde se había quedado sin necesidad de móvil.
pero ahora están ahí, al otro lado de la pantalla del portátil o de la blackberry, o del iphone.

claro que las cosas se hacían más despacio, pero nada te impide hacer las cosas con cariño, paciencia y dedicación. con leche, harina, azúcar, aceite, huevos y levadura te puedes hacer el bizcocho en lugar de comprarlo. no creo que eso vaya a cambiar.

el sonido de los mensajes en mi móvil me hace salivar el cerebro cual perra de Pavlov, pero sigo guardando las cartas de mi primera amiga de la infancia.

precisamente ha sido gracias a facebook que la encontré después de 11 años de incomunicación (cambió de dirección, no nos avisamos, todavía no teníamos móvil) daba por hecho que nunca la encontraría.

no sé, no es excluyente.

aprendo a leer manos, envío mails. escribo un mensaje sin vocales, y luego un soneto con perfectas once sílabas, con sus acentos en la sexta y en la décima. en la cuarta y la octava si me pillas con el día sáfico.

me da la risa cuando dicen que se nos va a olvidar escribir, a fuerza de escribir en lenguaje sms. será a quien quiera. yo no tengo ninguna incompatibilidad. soy bilingüe para eso. no es pa'tanto.

(mda la risa cdo dicn qsns va a olvidr scribr,a fuerza dscribr nlng sms.srá akien kiera.yonotngo nnguna incmpatibilidd.soy bilingüe xaeso)

por cierto cualquier texto en edición antigua, pongamos siglo XVI, usa las 'q' por los 'que', y las 'd' por los 'de' y nadie montaba un pollo. Es la misma esencia, un principio de economía. de cuando la imprenta era muy cara y las tarifas de móviles también.

conozco a gente que nunca hubiera conocido, hablo con gente con la que nunca hubiera hablado.

he salido con chicos que conocí a la manera de toda la vida -en persona- pero salgo con uno que conocí en una página de conocer gente aleatoria en internet. que es un lugar más, aunque no sea un lugar físico. he comprobado que en muchos sentidos es mejor que un bar.

hablo con los dedos. hablo sin articular palabra. conversaciones con desconocidos que ya son viejos conocidos, conversaciones complejas y profundas a golpe de intro y de emoticón.

se rompe el concepto de distancia. no creo en la distancia, creo en skype, creo en gmail.

las discusiones se acaban consultando google o wikipedia o rae.es

las conversaciones en cambio, siguen. los grandes temas siguen sin tener respuesta.

¿quieres echar un polvo? sólo tienes que hacer clic en el sitio adecuado.

¿quieres saber cuándo pasa el autobús? clic en el sitio adecuado.

¿quieres hacer la compra? ¿evitar la cola para sacar entradas del cine? ¿reservar un billete de avión? clic clic clic

¿gritar tu secreto al mundo? ¿contar tu puta vida? ahí tienes clic clic clic tusecreto.org, házte un blog, escribe un 'ascodevida'.

nunca más te sentirás solo. aunque aquél o aquélla, que justo no te escribe, no se conecta, no te llama, lo hace porque no quiere y no porque no puede. ésa es una dolorosa diferencia respecto al pasado, tal vez.

hago runas de arcilla blanca, con el símbolo grabado a palillo, con mimo artesanal. estudio historia, leo a los clásicos, me descargo libros de Nietzsche en PDF.

colecciono diarios, libretas, agendas, y los lleno de líneas; también escribo un blog.

cuido a mi gata; mis tamagotchis palmaban como las moscas.

no veo la tele porque ella elige lo que debo ver y con internet yo elijo siempre lo que veo.

no quiero volver hacia atrás. que los niños sigan jugando en la calle o no es una decisión de los padres y no tanto de los hijos. Mi generación está a punto de ser padres y madres. en nosotros está la decisión de que sepan jugar a las chapas, al escondite, al pañuelo, a la botella.

tenemos un lugar que no existe físicamente pero que es real, bastante libre para hacer y decir lo que nos dé la gana. Otra cosa es que nos escuchen. Pero qué más da. Lanzamos nuestra botella, con nuestro mensaje dentro, y tarde o temprano alguien lo verá.

no tengo sentimiento de pérdida, tengo sentimiento de ganancia. Soy casi la única generación que ha crecido con el Cambio. conozco lo bueno de 'antes de Internet' y de 'después de Internet'.

a nuestros padres les cuesta asimilar las ventajas, nuestros hijos ya no habrán conocido otra cosa (mi sobrino con 3 años maneja mejor el ratón del ordenador que mi madre de 58 y eso es una realidad) pero hay una generación a la que pertenezco, que quizá pueda tener algo de perspectiva sobre las cosas, después de todo.