sábado, 2 de julio de 2011

teoría estética azafatil

la imagen la saqué de aquí


las azafatas de congresos o de tierra o de vuelo normalmente llevamos un uniforme que varía muy poco.
hay otro tipo de azafatas, las buenorras, cuyo uniforme sí favorece, pero ésa es otra historia y merece ser contada en otra ocasión.

el típico uniforme de azafata de congresos consiste en:
chaqueta, camisa y falda por la rodilla, medias y zapatos de salón. 

zapato de salón se puede definir como aquel que tiene un tacón mediano, de entre 3 y 6 cms, liso y sin ningún tipo de adorno, de punta redondeada, sin pulseras ni hebillas ni nada. 

hasta las medias tienen una densidad estándar. 20 dernier suelen indicar, el dernier es la unidad de densidad de las medias. 

pelo recogido, maquillaje muy natural y si se llevan pendientes, deben ser discretos. se admite una pulsera o un anillo, pero no la sobrecarga de bisutería.

esencialmente no debe verse nada que dé pistas acerca de tu personalidad.

se trata de parecer lo más neutral posible. todo es un código de signos y de ausencia de ellos. la ausencia de joyas es un signo manifestado en una ausencia de signo.

he pensado mucho sobre los uniformes de azafata porque he llevado muchos y ahora lo llevo seis horas al día. 

mi primer uniforme fue muy bonito y bastante insólito para lo que he vivido después. tuve suerte. era un traje de chaqueta negro muy elegante, con pantalón y no con falda,  y una camiseta ajustada de color rojo debajo. sólo un pañuelo en el cuello nos distinguía como azafatas. a aquel evento vino una mujer vestida con un traje negro y una camiseta roja debajo, igual que nosotras pero sin el pañuelo. y noté su mirada de desconcierto.

bueno, he aprendido que los uniformes de azafata son como son entre otros motivos para no perturbar el ego de las mujeres que vienen a los eventos. por tanto, la azafata debe ir 'elegante' pero no debe estar buena. como mucho uno puede intuir y pensar 'ésa debe estar buena con ropa de calle' pero la ropa de azafata de congresos, está diseñada para no estarlo. 

no debes ser competencia para esas mujeres, y no debes provocar ningún deseo en los hombres. las azafatas de congresos deben ser elegantes, pero no atractivas. 

esas camisas no están hechas para resaltar los pechos, y esas faldas no destacan demasiado el culo y tapan las piernas. el único rasgo femenino que se marca es la cintura. un rasgo de delicadeza y fragilidad. y el rasgo más indómito, la melena, debe estar recogida. 

la azafata no debe despertar ni la envidia de las mujeres, cuyos zapatos deben ser más bonitos y adornados, y sus bolsos más caros y sus melenas sueltas, ni el deseo de los hombres y deben parecer a tu servicio a la vez que frágiles. porque con esas faldas y esos tacones y esas medias delicadas, si una azafata tiene que hacer algún tipo de trabajo físico, dan ganas de ayudarla. cómo coño va a coger una caja llena de botellas de agua con esa falda y esas medias y esos tacones. o ¿cómo va a sacar del almacén cuatro sillones para llevarlos a una sala? sencillo: la azafata empieza a hacerlo,  y el primero que la vea la ayudará.

están diseñadas para ser así. estamos diseñadas para ser así: la imagen corporativa, la imagen de marca. neutra. que no ofenda a nadie, que no perturbe a nadie. una especie de imagen estándar de una feminidad no agresiva, agradable y controlada.  disfrazada.

domesticada.

fingida. irreal.

un simulacro. un modelo de realidad descafeinado.

lo que más me gusta es quitarme los zapatos de tacón y volver a poner los pies en el suelo y soltarme el pelo y ponerme mi ropa con cafeína.

y saber que mientras llevo el uniforme mis tatuajes están ahí, bajo la camisa. 
y llevar tres pendientes -muy discretos- en una oreja -en la otra, ninguno- 
y medias con liga de encaje -que se mueran los pantys
y a veces un brazalete de cuero escondido en la manga y un tanga 
activoopasivoperosiempreagresivo bajo la falda, ja.