jueves, 14 de junio de 2012

Proyecto Fahrenheit 451: las personas libro

Hace poco fallecía Ray Bradbury y me hablaban de esta preciosa iniciativa: Proyecto Fahrenheit 541: Las personas libro.

¿Qué libro serías? Para recitarlo hasta el infinito. Qué textos salvarías.

Yo creo que elegiría ser persona-poemas. Dejaría a los eruditos ser El Quijote y monumentos así. Yo sería una antología de poemas. De Gloria Fuertes, entre otros tantos, como éste que saboreo, sílaba a sílaba, muy a menudo.  Un poema como un mantra. Un poema que me acompaña, que llevo en mí.

Cristales de tu ausencia
acribillan mi voz
que se esparce en la noche
por el glacial desierto de mi alcoba.

Yo quisiera ser ángel y soy loba.

Yo quisiera ser luminosamente tuya
Y soy oscuramente mía.

(y le cambio el final:
yo quisiera ser brillante
mente tuya
y soy caótica
mente mía...)

Sería muchos otros poemas. Sería, sin lugar a dudas, uno de los primeros poemas que me aprendí de memoria: Yo pienso en ti de José Batres Montúfar. Sin duda. Sin duda. Lo he repetido en mis adentros tantas veces que mis latidos bailan a ese ritmo. Sería sonetos de Quevedo y de Miguel Hernández. Y Ajeno, de Claudio Rodríguez. Y The Black Art, de Anne Sexton. Y Mad Girl´s Love Song de Sylvia Plath. Y el Cántico Espiritual de Juan de la Cruz. Entero. Y muchos más. Seré una persona-antología poética andante y no se me ocurre nada mejor que ser.

Aunque si fuera una novela...sería el primer libro que vino corriendo a mi cabeza cuando me enteré del Proyecto Fahrenheit: El amante de Marguerite Duras. Que tiene ese nosequé que me atrapa y se me inyecta en las venas. Escuchad:


Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: "La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud, su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado". 

Pienso con frecuencia en esta imagen que sólo yo sigo viendo y de la que nunca he hablado. Siempre está ahí en el mismo silencio, deslumbrante. Es la que más me gusta de mí misma, aquélla en la que me reconozco, en la que me fascino.

Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde.



Por esa frase, muy pronto en mi vida fue demasiado tarde, ya sólo por esa frase, yo querría ser El amante. Al pensar en este libro estaba convencida de que esta era la primera frase, pero no. Está ahí, en el tercer párrafo. Y claro, me lo he vuelto a leer. Así, poco a poco, hasta que me lo aprenda.

Os hago un regalito.