viernes, 11 de enero de 2013

conversaciones con la yaya

mi abuela, es decir, mi yaya, pasaba unos días en casa de mis padres y yo también. tiene noventa años, demencia senil desde hace varios y yo la veo un rato cada dos semanas o menos, así que cuando les dije 'sí, sí, salid a dar una vuelta, yo me quedo con ella' y me senté en el sillón de al lado, hacía mucho que no conversaba con mi yaya. 

y me mira sonriendo

-¿Qué haces, bonita?
-Aquí, contigo, yaya.
-¿Tú vives aquí?
-No, yo vivo en Madrid.
-Ah, en Madrid. ¡Qué lejos! ¿Y vas y vienes?
-No, yaya, estoy aquí estos días, por la Navidad.
-Ah, claro, claro. ¿Y ya te casaste? ¡Mira, el gato! ¿Es tuyo? ¿Es gato o gata?
-Es mía, sí. Es gata. No, no me he casado. 
-Gata, qué bonita. Ya te casarás. Pero ¿tienes novio?
-Sí, sí que tengo, yaya. 
-¿Y es bueno?
-Muy bueno.
-Eso es lo importante. Bueno y trabajador. Yo estaba casada. Pero no me acuerdo.
-¿No te acuerdas? ¿Te acuerdas de tu marido?
-No. Y me da rabia. Se murió hace mucho ya, yo creo.
-Yo me acuerdo, yaya. Se llamaba Pepe. Era mi yayo. 
-¿Tu yayo? ¿Que mi marido era tu yayo? ¿Y cómo es eso?
-Pues mira, tú estabas casada con Pepe. Que era muy bueno. Tu marido era un hombre muy bueno. Y tuvisteis dos hijas. ¿Te acuerdas?
-Sí, la Josefa y la Manolita. ¡Mira el gato! ¿Es gato o gata?
-Es gata. Eso es. Pues yo soy hija de la Manolita. Hija de tu hija. Tu nieta. Va...le...
-¡Valeria! Ya decía yo, ya decía yo. ¡Ay! Esos ojos que tienes.
-Los tuyos, yaya. Tus ojos tengo.
-Y mi marido, Pepe, ¿se murió hace mucho?
-Sí, hace trece años ya.
-¿Y yo estaba con él?
-Sí, yaya. Le estabas dando la mano.
-Menos mal. Me da rabia no acordarme.
-¿Tú te das cuenta de que no te acuerdas, yaya? ¿Cómo es eso?
-Claro que me doy cuenta, de que no me funciona la cabeza... las cosas que no me acuerdo, es que ya no están, no están donde yo sé que había cosas, es como...no sé...mira, qué bonito el gato ¿es gato o gata?
-Es gata, yaya. 
-Eso, gata. Pues eso. Que estoy muy vieja. No hago nada. Soy un estorbo.
-No lo eres, yaya. No eres tan vieja. Siempre vas a ser la Peque.
-Peque pequeña, esa soy yo.
-Porque eras la pequeña de los once hermanos.
-Siempre, la Peque.
-Sí, mi yaya Peque. 
-¿Y sigo siendo guapa?
-Muy guapa.
-No creo...
-¿Por qué? 
-Porque no lo he sido nunca ¡jajaja! Pasadera...pasadera, hija mía. Pero mira, un buen hombre me eché. Pepe se llamaba. 
-Sí, mi yayo Pepe.
-¿Era tu yayo?
-Sí, yaya. 
-Mira, qué bonita la gata. Es gata ¿no?
-Sí, yaya, es gata.