martes, 2 de abril de 2013

la segunda palabra de Atila

Y estaba ya en mi calle, a tres portales de mi casa, cuando un niño diminuto se ha plantado en medio de la acera a mirarme fijamente. Era rubito, muy guapo, los ojos oscuros y grandes y expresivos, debía tener como año y medio o dos, por ahí. El niño andaba solo y llevaba una cazadora azul con la que parecía un adulto en miniatura. No sé, era muy gracioso. La verdad es que los bebés humanos no me tiran mucho, es así; pero este me ha caído simpático.

-¿Qué pasa, pequeñajo?

No me ha dicho nada. Me miraba, ahí, como curioso. Y bueno, le he dicho alguna tontuna en plan 'qué guapo eres, pequeño mico' y he seguido caminando.

Ha venido detrás mío y ha intervenido el padre, que estaba cerca charlando con otro padre.

-¡Atila, hijo!, ¿te vas con esa chica? No empiezas pronto tú ni nada, granujilla. Anda, ven con papá ¿O te lo quieres llevar? -bromea. También es simpático.

-Hombre...me sabe un poco mal llevármelo, pero es tan mono...¿Te vienes, Atila?

Atila ha sonreído, no ha dicho ni mú, ha mareado la perdiz un poco y se ha quedado con su papá, que ya se estaba despidiendo de su amigo.

He seguido caminando hasta mi portal. Entonces me ha interceptado mi preciosa panterita callejera diciendo

miaumiaumiaumiaumiaumiau

Parece que lo huele, la jodía. Porque justo traía botes de comida gatuna recién comprados. Y he abierto uno y se lo estaba poniendo en un plato-me ha dejado rozar su cabecita- cuando han pasado Atila y su papá.

-...titoditotitoditotitodito...

Ha dicho Atila.

Y su papá ha traducido

-¿Quieres ver los gatitos, Atila?

Atila ha venido como una flecha a mi lado, mirándonos a mí y a la gata con los ojos como platos. Porque Atila es diminuto. Igual es lo más parecido que ha visto a dar de comer a los leones.

Atila el diminuto nos miraba fascinado mientras yo le explicaba:

-¿Sabes, Atila? esta es una gata mamá, y ha tenido gatitos, y le ponemos comida para que sus gatitos crezcan muy fuertes.

-Tiene gatitos que son pequeños como tú- el padre me apoyaba en la explicación. Atila estaba encantado. Y más aún cuando, al olor, han venido los hijos de la gata. Estaba completamente integrado en la manada.

Entonces, Atila el diminuto, ha dicho:

-Gatito.

Señalando a los pequeños, uno a uno.

-Gatito. Gatito.

A mí me ha sonado muy normal, claro, pero el padre se ha sorprendido:

-¡Pero hijo! si tú no hablas...-y me mira a mí y me explica, emocionado-dice cosas, claro, pero no se arranca a hablar. Vamos, que no había dicho...pues, palabras...bueno, sí: tetita: tetita es su primera palabra...

-Por supuesto-asiento yo. (tetita es primordial. la madre de todas las palabras, pienso. tetita. cómo no) 


-...sí, pero sólo eso: tetita. No había dicho nada más...y...y ha dicho 'gatito'...-orgulloso como un pavo de su pavito- y lo ha dicho muy bien ¿verdad?


-Sí, sí; lo ha dicho alto y claro.

-Gatito-dice Atila, con una dicción inmaculada. Por si las dudas.

-Gatito-dice el padre.