martes, 9 de abril de 2013

mojar o no mojar

(ilustración: 'Red' de Kneil Melicano)

yo que sé, he leído una noticia algo desconcertante para mí. para nosotras. las que éramos nosotras. nosotras a los dieciséis o así. 

la noticia es esta y un párrafo dice: 

"..tras entrevistar a 349 estudiantes (154 varones con edades comprendidas entre los 17 y los 44 años y 195 chicas, de 18 a 45), los datos muestran que el 28% de los chicos encuestados reconoció haber invitado alguna vez a una chica a copas para conseguir mantener contactos sexuales con ella. Por su parte, el 44% de las chicas indicó haber sufrido esta práctica en alguna ocasión."

no lo sé, nosotras no éramos las más listas ni las más tontas ni las más golfas ni las más sosas pero sabíamos reconocer a una hora lejos al típico grupito de capullos mayores que nosotras, cinco o diez años mayores que nosotras que nos detectaba como presas y se dedicaba a invitarnos a copas con la intención de mojar. 

yo creo que esto se debe percibir de manera innata, (las mujeres olemos la desesperación) porque ningún manual ni ninguna clase en el cole ni ninguna revista superpop ni nuestras madres, que eran todas unas santas y en toda su vida se habían bebido si acaso el champán de las navidades nos habían prevenido del asunto de los #yopagoyomojo.

quiero decir, la noticia en realidad no dice cuántos de ese 28% consiguieron mojar. dice que invitan 'para conseguir mantener contactos sexuales' pero no dice que lo consiguieran. es que es muy diferente. el detalle, quiero decir, con esa misma intención te pueden mandar flores, no te jode. ¿si son flores está bien, y si son copazos está mal? estaría bonito. no sé. es que además a un capullo que invite a copas o a cenar para mojar, así tal y como lo pone la noticia, en plan aquí estoy yo y #hoypagohoymojo se le suele notar lo cual es desagradable y eso mismo reduce sus posibilidades de mojar.

con dieciséis años y en grupete, la verdad es que era divertido. no lo sé. era de coña que pensaran que por invitarte a copas iban a mojar. que nos lo tomábamos a risa, lo digo en serio. y lo que es más grave, si quieres: que éramos absolutamente conscientes. pero más que nada, conscientes de estar dando una especie de escarmiento, una minivenganza de género, no lo sé: esos años el ambiente está enrarecido. pero quiero decir que vivimos esa misma situación y no éramos víctimas de nada. 

joder. me acuerdo de aquel baño de aquel bar. creo que fuimos entrando una a una hasta juntarnos allí la media docena que éramos. ellos pensaban que estábamos cuchicheando sobre ellos. sobre quién iba a mojar con quien. jaja. recuerdo a ikiana diciendo ¡siempre había querido probar el licor 43 con chocolate! y resulta que no me gusta, no me gusta nada nada nada nada vaciando su copa en el lavabo mientras nos descojonábamos. recuerdo que salió del baño diciendo ayyy qué rabia, se me ha caído la copa...

y el gilipollas de turno miraba de reojo a sus amigos y decía 
-tranquila nena, ¿qué quieres tomar?
-pues...no sé...licor 43 con...¡fresa!

sí, nosotras somos del 44% que hemos sufrido esta práctica alguna vez. la verdad es que hay que joderse con las estadísticas. nunca espera una estar dentro de según cuales. pero ¿víctimas? a veces se abusa de esa palabra.

y a la hora de irnos a casa 

ffssshhh

bomba de humo y otras tácticas más elaboradas como que no nos vean sacar los abrigos, yo digo que me tengo que ir ya y saco el tuyo con disimulo, tú dices que vas a fumar con ella y la otra dice que va al baño y saca el abrigo de la otra y bueno pero si nos ven, gritamos gilipollas y corremos

y a reírnos de la anécdota hasta la siguiente barra libre.