miércoles, 5 de marzo de 2014

disertaciones en torno al dolor de ovarios

¿en qué aspecto resulta adaptativo?
es decir, si un patrón se mantiene en el adn generación tras generación se supone que es algo bueno para la evolución, para la especie, ¿no?

yo es que lo dudo. en mis conjeturas llego a pensar si el cuerpo no lo hará, de forma primitiva, para instar a quedarse embarazada y así no sufrir durante meses el puto dolor. pero tendría sentido, creo, si aquello no culminara en un dolor más horrible. no sé.

a mi ciclo menstrual le voy a cambiar el nombre por ciclo-génesis, que tampoco va desencaminado. sí, se puede ver como la tormenta hormonal primigenia y madre de todas las tormentas. dios es un coño y sangra. dios es un coño y duele.

podría ser. pero ¿de qué sirve ese dolor? no me preocupa tanto por qué pasa, yo qué se, pero no entiendo para qué. para qué. para qué. para nada, joder.

cuánto primitivismo. cómo no hemos inventado una manera de librarnos de esta putada. los hombres no lo entienden. los hombres no lo entendéis. hay cosas muy sutiles que no entendéis. vuestro cuerpo no os la juega así. cuando más cuenta me doy de que somos animales es cuando algunas chicas pasamos mucho tiempo juntas y se nos sincronizan los ovarios. eso es acojonante, y nunca peor dicho. a mí, personalmente, que se me sincronicen con los de una chica que me cae bien me parece hasta entrañable, pero que se me sincronicen con los de una chica que me caiga mal me parece una de las peores traiciones que me puede hacer mi cuerpo. me enfado con mis ovarios (y les da igual). sí, las mujeres tenemos nuestras cosas de hembras alfa. yo por lo menos, prefiero ser la hija de perra que les adelante el ciclo a las demás, pero me revienta que me lo adelanten a mí. ya ves. en mi fuero interno quiero que mis hormonas sean las dominantes, las cabronas que marquen el ritmo. supongo que a todas nos pasa, pero no lo sé, la verdad es que no suelo hablar de esto, más que nada lo pienso y me pregunto a mí misma (y a mis ovarios).

y no llego a una respuesta, porque no es una reflexión muy exhaustiva; en cuanto lo veo venir me drogo, y sólo pienso estas cosas mientras espero, jodida de dolor como ahora mismo, a que haga efecto mi salvación en forma de pastillote de Naproxeno 500 mg. luego se me pasa y no vuelvo a pensar en ello hasta el mes siguiente (y entonces pienso otra vez las mismas cosas, no voy más lejos). bueno, lo de mes es un eufemismo. hasta dentro de veinticuatro, veintiséis días aproximadamente. sincronizada con el ciclo de alguna luna remota, me gusta pensar.