viernes, 28 de septiembre de 2018

27 de septiembre - el día que hay escribir (séptima edición)


Máximo Gorki propuso en 1935 que todo escritor, aspirante, reconocido o anónimo, profesional o aficionado, narrase un día de su vida: el 27 de septiembre. Este 27 de septiembre de 2018 es mi séptima edición...¿acabaré haciendo un Christa Wolf,  que le pilló el gustito y escribió 40 ediciones? 


Cuando dan las 00:00 estoy sentada frente al ordenador, con Tití ronroneando en mis piernas (por favor, Tití: quédate conmigo muchísimas ediciones más) y pensando en que no debo tardar mucho en irme a meditar y a dormir. 

Sí, a meditar...después de unos meses bastante plof en los que no conseguía quitarme la ansiedad, el desencanto, la tristeza y el ruido mental de ninguna de mis maneras, empecé a probar con la meditación por mi cuenta, con youtube y google como maestros...un día conseguí una sensación increíble y los demás, sólo un buen dolor de cabeza.  Así que empecé a buscar escuelas, cursos...algo para poder aprender, y que no fuera religioso ni sectario. Encontré la meditación ACEM y me hice el curso para principiantes el fin de semana pasado. (Y entonces tuve un maestro de carne y hueso que lleva cincuenta años meditando y tiene toda la cara de Viggo Mortensen) Me sentí lo bien que te sientes cuando encuentras algo que funciona, que es válido para ti. De momento funciona para mí. Sólo llevo unos días pero YA se apagó la puta lavadora que tenía todo el día centrifugando dentro de mi cabeza. Está siendo un bálsamo para mi cerebro requemado, cual masaje con amor y aftersun. (Me produce mucha curiosidad qué será de esto, de aquí al próximo 27 de septiembre. Si me cansaré, dejará de tener este efecto, si lo dejaré cualquier día o seguiré de aquí a entonces.) 


Total, que preparo la ropa y las cosas para hoy, y me voy a meditar sabiendo que me quedaré dormida haciéndolo, como ocurrió. Y la alarma suena a las 7:52 de la mañana. Me doy una ducha, me pongo un pantalón de chándal, y una camiseta de tirantes gris (todavía hace calor veraniego) me tomo dos cafés, fumo y salgo de casa a las 9:00. Apenas dos minutos después piso una mierda fresca: así, empezando bien el día. Menos mal que poco más adelante han tirado en la calle el típico agua de fregar de algún portal y me limpio en un charquito. 


Veintitrés paradas de metro en la línea 1 después, llego a la escuela. Aquí seguimos, y más que eso: en las clases de pole dance hay llenazo total, y el resto de actividades en general va cada vez mejor. Sigue siendo bonito. Sigue siendo el curro de mi vida, probablemente. Encarna ha llegado antes que yo porque no ha pillado atasco. Este año ya no voy a la escuela los jueves por la mañana, pero hoy Áurea me lo pidió porque su pequeñajo, (que el año pasado en esta fecha era una cosa diminuta dentro de su barriga) tenía una cita médica que no podía cambiar (y todo está bien) así que voy a echar el día aquí. Encarna da las clases, yo me quedo en la recepción contestando whatsapps, mails, llamadas, repasando horarios del mes que viene, publicando en las redes, atendiendo a quien entra, a las alumnas que llegan y se van, lo típico. Desde la clase de vez en cuando llegan gritos de alegría, ánimo, aplausos, jolgorio. Mola mucho. 

Cuando acaban las clases y Encarna vuelve a la recepción nos enganchamos al vuelo a un sorteo online en el que no ganamos nada pero estuvimos cerquísima, joder. Fue bastante injusto pero nos lo hemos pasado bien. Nos vamos a comer juntas a un bar cercano que conozco porque a veces voy a comer allí con Hor. Este 27 de septiembre no nos vemos... Él tiene clases toda la mañana (¡ha vuelto a la universidad!) y yo acabaré tarde por la noche. El caso es que comemos juntas: dos ensaladas camperas, pechuga de pollo para ella y calamares para mí. Postre (tarta de queso para ella y flan para mí) Postre Y café, por favor. (Odio a quien inventó el postre Ó café. Era alguien que no sabía disfrutar de la vida.) Nos tomamos el café afuera y a la sombra, que al sol hace calor de verdad. Hablamos de los próximos tatuajes que nos vamos a hacer. El mío serán tres caracoles.

Volvemos a la escuela y de camino es Encarna la que pisa una mierda, y nos reímos porque siendo así CLARO que teníamos que haber ganado el sorteo. ¡Tendríamos que haber echado el euromillones hoy! la semana pasada acerté 2 números y 1 estrella,  récord que sólo igualé otra vez.  Pero a veces me tocan cosas en los sorteos, y quien me conoce lo sabe. Llegamos a la escuela y entrenamos un rato. Tengo muchas ganas de probar una cosa y nos ponemos con ello. Como suele pasar, en el vídeo se ve facilísimo pero luego es más difícil y nos lleva un ratito de pruebas y progresiones hasta que lo sacamos. Oh sí, gente

Es hora de abrir la recepción. Vienen las niñas de Pole Kids, las más peques: tienen entre cuatro y siete años y son una monada, literalmente. Quiero entrar a verlas un rato porque las dos últimas semanas di esa clase, pero hay jaleillo de gente entrando a preguntar y demás, y al final se me pasa la hora volando, y me toca dar mi clase de 18h a 19h, con algunas de las más veteranas de la escuela, AKA Pole Yonkis. Hacemos unos cuantos combos muy chulos, algunas practican Ayshas, mariposas voladas y escuadras. Algunas en este grupo  ya estaban aquí el primer 27 de septiembre de la escuela, apenas empezando a trepar, a girar, a invertir...y ya hacen cosas con las que al principio ni soñaban. Es tan flipante, y nos ha pasado a tantas...Termina la clase, (se ha dado muy bien) y charlamos un poco afuera y llega Áurea con un montón de refrescos y cosas para la fiesta de vuelta al cole que damos mañana en la escuela. Un no parar. 


Sobre las 20:15 salgo de la escuela...y me voy a mi clase de krav maga.  Me tomo un batido de proteínas por el camino, y también merendé antes. Porque si no, hoy me da un parraque en la clase. Llevo este mes y me está encantando. Es como jugar a pressing catch pero con trucazos (que algún día me saldrán. De momento hago lo que puedo) Todo lo poco competitiva que soy para lo demás de la vida, no aplica en la lucha cuerpo a cuerpo. He recordado que me jode que me puedan. Iba súper cansada del día...se me ha pasado por la cabeza no ir,  pero luego me he alegrado de hacerlo. Abel, nuestro profe, se va a vivir al extranjero y hoy se despedía. Ha venido con el que va a ser nuestro próximo profe, y su supervisor.  Ambos con una pinta que te cagas de tipos duros. Hemos hecho "juegos" (de tirarnos por los suelos y pelear como desgraciaos) hasta acabar reventadxs. Y a ver qué nos espera con el profe nuevo...

Casi a las 23:30 estoy llegando a casa. Me doy una ducha, doy de cenar a Tití, y por pereza y cansancio me abro una lata de sardinas, hago una ensalada y luego me como un yogur y un puñado de higos (y un helado, y como media bolsa de pipas) y he cenado como una diosa. Me entretengo buscando más cascadas de pole dance. Pienso que ahora mismo me pondré a escribir...al final tardo un rato. Me hago un té, Tití se tumba en mis piernas, intercambio audios con Hor. El otro día me contó que ya están para estrenar la peli de José Luis Cuerda en la que al final no nos cogieron como figurantes. Es una pena pero iremos a verla igual. Me manda un vídeo de Janis lamiendo a Ginés con mucho amor. Ginés ya está enorme y es un pesado adorable. 

Tengo este sueño que al final te desvela y por eso me paso tres horas del 27, y ya es 28 recién estrenado cuando comienzo a escribir esta edición. Ahora me tomaré el último tecito y me iré a meditar hasta que me duerma. Hoy ha sido un poco palmada en cuanto a meditación, pero no había más horas...mañana volveré a hacerlo.  

Y aquí está: un 27 de septiembre más (y uno menos).