viernes, 27 de septiembre de 2019

27 de septiembre - el día que hay que escribir (octava edición)


...y todo porque en 1935, Máximo Gorki propuso que todo escritor, reconocido, aspirante o aficionado, narrase este día de su vida. ¿Llegaré a escribir en el centenario de esta iniciativa? Ya van ocho...

Y cuando dan las 00.00 estoy en casa, con Tití como una cachorra con ganas de jugar (perseguir avellanas es nuestro nuevo juego favorito) y siempre rezo al dios de los gatos que me permita tenerla conmigo muchas ediciones más.

Hor me escribe, hoy no nos vemos pero nos mensajeamos, y van más de ocho años juntos ya.

En lo que ya es mi propia tradición, releo mis anteriores ediciones del 27 de septiembre y respecto al anterior:

No, no seguí meditando de manera habitual, aunque me ayudó mucho el año pasado y de vez en cuando lo hago y de vez en cuando me propongo establecerlo como un hábito.

Dejé el Krav Maga en enero de este año, cuando decidí presentarme a la competición IPSF de Pole Artistic, para centrarme en entrenar y reducir los riesgos de lesionarme. En los regionales me fue muy mal, fatal. Y tras mucha incertidumbre al final fui a la competición nacional en julio y me fue mucho mejor. Ha sido uno de los momentos más bonitos de este año. Oviedo me trató genial. La verdad es que desde el primer momento sentí que todo iba a ir bien, y creo que por primera vez Hor estaba más nervioso que yo. Y la actuación salió bien (con eso yo ya tenía suficiente) y además contra todo pronóstico hice podio: fui bronce con 57,6 puntos lo cual superó mis expectativas y me hizo llorar de emoción como una idiota feliz.

Dejé de fumar dos meses antes de eso. He tenido alguna recaída pero en general lo he llevado mejor de lo que pensaba. Los vapeadores me han ayudado mucho. Ahora vapeo, y me encanta, y si acaso me echo algún piti cuando me invita alguna amiga fumadora, y así pienso seguir. Me ahorro una pasta, no toso, y mi casa y yo olemos bien, entre otros muchos beneficios. Lo único malo fueron las pesadillas que he tenido durante meses, pero ya van remitiendo.

Este año el 27 de septiembre cae en viernes y este año los viernes libro,  no me toca ir a la escuela, pero ahí seguimos, on fire y casi con lista de espera en las clases. Una pasada. Cuatro años después, seguimos dándolo todo por enseñar a la gente a volar, y es muy bonito.

Así que me levanto a las 10 como una señora, me tomo un café y vapeo, reviso y respondo mails de la escuela y  me doy una ducha. Y en vista del calorcito y sol que hace, me pongo un vestido gris camisetero y unas zapas de leopardo y me voy a la búsqueda de unos zapatos para la boda que tengo la semana que viene. Mis pies son tan feos que me cuesta encontrar unos zapatos que los disimulen pero bueno, al final encuentro unos que me convencen y por el camino unos pendientes de lunas preciosos, y vuelvo a casa ya a la hora de comer.

Me preparo una ensalada de salmón ahumado, alcachofas, pimiento, tomate, cebolla y huevos cocidos que me encanta, y escribo a mi peluquera a ver si tiene hueco esta tarde. Pero no, está de vacaciones y me dice que me apañe yo y que no le ponga los cuernos, y es verdad que ya la tengo enseñada y no me apetece ir a otra, así que me armo de paciencia para hacerme yo misma la decoloración de mis raíces con muuuchas canas, y luego me pongo el tinte. Mientras lo dejo actuar pongo la lavadora, paso el aspirador, limpio rincones, hago la cama, cambio la arena de Tití, friego platos, y apaño la casa en general. En estos momentos es cuando me alegro mucho de no tener una casa más grande.

También me arreglo las uñas y me las pinto de verdeazulado y de vez en cuando noto pequeñas molestias en la tripa porque está a punto de venirme la regla. Y digo pequeñas, porque desde que dejé de fumar, para mi gran sorpresa, no he tenido que tomar ni un  sólo calmante. Los primeros meses me pareció una casualidad extraña, pero luego tuve que asumir que no era casualidad. No sé qué relación hay, está claro para mí que la había y es una gran motivación para no volver. Porque yo antes me moría del puto dolor, y ahora lo más que tengo es una pequeña molestia, que no es suficiente para plantearme tomar nada. Alucinante. Puede que sea lo más radical de haber dejado de fumar, y si lo llego a saber...lo hubiera dejado hace jodidos lustros.

Son las 20:11 y está empezando a anochecer, los días son ya más cortos y el otoño se nos echa encima una vez más. O una menos. No me espero a que acabe el día para escribirlo, porque me reservo estas horas que quedan para mí: aún llevo puesto el tinte y pienso darme una ducha deluxe en cuanto acabe de escribir esta entrada. Después me secaré el pelo, llamaré a mi madre, daré de cenar a Tití (que ahora mismo está dormidísima y roncando en la cama de su nuevo súper rascador que le compré hace poco) y quizá pida sushi para mí, porque tengo gran antojo y acabo de cobrar y me lo ahorro en fumar y es un lujo que me encanta permitirme.

Hablando de lujos, la semana que viene comienzo un curso de Tiffany, para hacer cosas preciosas con cristal tintado, estaño y estas manitas. Viene después de haber pasado este año haciendo manualidades en una tienda-escuela de mi barrio que me ha encantado. Me especialicé en muñecas de papel, pero siempre tuve ganas de aprender a hacer Tiffany y el momento está por llegar. Otra cosa que pasó este año y que ya empezaba  bullir el anterior 27 de septiembre es que hice un Kondo en casa y en mi alma. Me desprendí de un montón de ropa, objetos e incluso personas que no me aportaban nada y sólo me causaban ruido y carga mental. Y me quedé más a gusto que dios.

Quizá vea First Dates, quizá me vicie con la última temporada de Glow, quizá, quizá, quizá. Me estoy  tomando una cerveza doble lúpulo que es la última que me queda. Con algún vicio tenía que compensar el no fumar...

Y así, un día tranquilo, casero y feliz, transcurre este 27 de septiembre.

Porque un buen día lo tiene cualquiera.


bird of fucking paradise


...un buen día lo tiene cualquiera