martes, 2 de abril de 2013

suburbana

una mujer entra en el vagón y pide ayuda.

buenas tardes, 
sé que es la historia de siempre y les pido disculpas si esto les incomoda, porque para mí es muy difícil. yo sé que ustedes también lo están pasando mal y que algunos piensan que no me pueden ayudar. la verdad es que me da mucha vergüenza pedir dinero, aunque si tienen cinco céntimos se lo agradezco mucho. sé que hay gente que cree que cinco céntimos no hacen mucho y le da vergüenza darlos, porque creen que es poco. pero precisamente eso es de valorar, porque la persona que da cinco céntimos es porque no tiene más. de verdad que les comprendo. si pueden ayudarme, les pido que no les dé vergüenza. la vergüenza la paso yo, si voy a comprar el pan y me faltan cinco céntimos...y luego, por otro lado, me pueden ayudar muchísimo si tienen algo de ropa que ya no quieran. si es así, y son tan amables de dejarme un número de teléfono donde les pueda contactar, yo me paso a buscarla donde sea. la que nos sirve, la usamos mi familia y yo,  y la que no, intento venderla en tiendas de segunda mano, y así vamos saliendo adelante. les agradezco mucho que me hayan escuchado, y si alguien puede ayudarme en lo que sea, le estoy muy agradecida, y les deseo a todos que nunca se vean en mi situación. 

cuando pasa a mi lado le pregunto

-¿tienes un teléfono al que te pueda llamar? es que me mudaré en uno o dos meses y seguro que habrá ropa que te pueda regalar.

-no, lo siento, no tengo. si me puedes dejar el tuyo... yo te llamo cuando tú me digas...

-vale...espera, te lo apunto. llámame a final de mes, que para entonces seguro que tengo cosas...

escribo mi nombre y mi número de teléfono en un papel y se lo doy.

me da las gracias, mira el papel y me sonríe:

-te llamas igual que yo.