viernes, 24 de marzo de 2023

casi me peta el cerebro

y a veces me dicen
-Vaya, has vuelto a nacer

Sé que es una frase hecha muy socorrida, 
seguro que yo la he usado más de una vez
pero ahora,
visto de cerca,
creo que es más bonita la noción de que
he seguido viva 

bajo los mismos términos y condiciones

que es que no es poco, joder,
es muchísimo

martes, 21 de marzo de 2023

Viví muchos años en un barrio medio chungo,

 no muy chungo pero lo suficiente para que en el vecindario hubiera camellos, trapricheos, algún atraco en el portal y un chaval muerto de un disparo. Y nunca me entraron a robar en casa. Yo decía: claro, roban en los barrios buenos. No van a ser tan gilipollas.

Llevo un año y medio viviendo en un barrio bueno y hace poco entraron a robar en casa. Es lo que tiene. Vi la puerta abierta al llegar y sólo pensé en que no se hubieran escapado los gatos. Cuando encontré a los tres dentro de casa di gracias al universo y acto seguido me subió el escalofrío de que los ladrones pudieran seguir dentro de casa, preparados para hacerme un placaje. Por suerte no fue así. No rompieron nada, apenas desordenaron cosas, no fue la típica escena de una casa puesta patas arriba. La policía nos dijo que sólo buscaban efectivo y oro. 

Pues no han triunfado, les dijimos. Y pensé: vaya, es hasta bonito. La diferente escala de valor. Todo lo que hay aquí que tiene valor para mí tiene cero interés para un ladrón. 

El dicho de toda la vida: que sólo el necio confunde valor y precio.

Una movida que me parece fundamental

es tener claro que si no eres ser capaz de ser feliz con poco, tampoco podrás ser feliz con mucho porque no van por ahí los tiros. 

me da la sensación de que a menudo se confunde felicidad con comodidad y comodidad con chalet con piscina y es una señora confusión. 


lunes, 20 de marzo de 2023

La ventaja de avanzar en espiral

es que se vuelve a pasar por el mismo punto pero a distancia, con cierta perspectiva. Si la concha del caracol es efectivamente una metáfora de la vida y tú no eres un cerrojo con patas, al final aprendes algo. 


Hace 13 años que empecé a escribir en este blog y durante mucho tiempo fue mi refugio, mi canal, mi manera de dialogar conmigo misma y con el mundo. Tenía 26 años y estaba hecha trizas en muchos aspectos. Si me hubieran dicho que a los 39 iba a ser más joven, más fuerte, más ágil, más flexible y mucho más feliz no me lo hubiera creído. Si me hubieran dicho "nunca publicarás nada y te la sudará" tampoco.

Leo cosas de hace mucho y pienso que están de puta madre, porque el 80% del tiempo estaba leyendo y escribiendo y aunque "mucho trabajo no sustituye a la falta de talento" el rodaje es un grado. Ahora ya no sé escribir, esto no es montar en bicicleta y aunque lo fuera, en bicicleta yo me di la ostia de mi vida y eso que sabía montar.

El tema es que me la pela. Estoy aquí, puede que sólo por hoy, en esta noche en la que una serie de concatenaciones me han dado ganas de escribir aquí, que para eso es mi casa. Yo excavé estos cimientos, la decoré, la habité y la abandoné.  Pero siempre he guardado las llaves.

Ya no soy Valeria Chaos y siempre echaré de menos esa época de internet anónima, cada cual detrás de un nick como una gran fiesta de máscaras. No me seduce mucho el supuesto hiperrealismo de instagram y el ser famoso por crear "contenido". Hubo un momento de mi vida en que quería crear literatura. Letra que dura. Luego aprendí a volar y abracé la dulce mediocridad que permite a un ser humano no volverse loco. Soy sólo Helena, y la H ni siquiera es oficial. Pero como es muda no le molesta a nadie.