siempre he bebido lo mismo que bebían los hombres de los que estaba enamorada. eso me ha llevado del whiskycola al roncola y de ahí a la cerveza y de ahí de nuevo al ron y de ahí al gintonic y por fin, al fin, que yo recuerde la primera bebida que me gusta a mí y sólo a mí: me gusta emborracharme a base de martini. rosso, a ser posible.