miércoles, 7 de noviembre de 2012

sobreestimulada

la última fase creciente de estímulos comenzó a despuntar cuando me escribió Lara, la compañera de piso que tuve antes que Alba, es decir, hace unos cuatro años. me preguntó si seguía echando las runas porque una amiga y ella querían que se las echara. me dijo te pagamos lo que nos digas y me planteó el dilema. 

es un tema complejo. me dediqué a ello esporádicamente y podría escribir mucho. y eso que fue esporádico. lo sé hacer porque leí libros, hice resúmenes, me los estudié hasta interiorizarlos, by heart (tienen expresiones bonitas a veces estos ingleses) me hice unas runas de arcilla blanca preciosas y otras de cartón menos preciosas pero igual de efectivas y practiqué mucho, porque me interesaba como me interesa desde niña todo lo esotérico. el tarot no era para mí. las runas sí. y las descubrí a eso de los veinte años. no buscaba dinero ni convencer a nadie ni aconsejar a nadie, lo hice para mí. pero a la gente le gusta. a la gente le encanta. por ejemplo, manifestar la incredulidad y acto seguido pedirte que lo hagas suele ser todo uno. no sé. no cabe aquí. tendría que escribir un libro entero. y eso que fue esporádico. pero en realidad es desde toda la vida. bruja bruja, bruja bruja me decían de pequeña. conviví con la certeza de que en otro tiempo me hubieran quemado. desde pequeña tenía esa certeza y la atracción por lo esotérico. total, que sé echar las runas. las respeto. no es que crea o no crea en ellas con valor predictivo. son mucho más, es un sistema filosófico y un oráculo que no es lo mismo exactamente que un sistema adivinatorio, que te puede ayudar en esta vida de una manera tan efectiva y más barata y menos decadente que cualquier sesión estándar de psicología de uno que estudió psicología porque no tenía por dónde cogerse a sí mismo. no lo sé por mí, que nunca he ido a un psicólogo, lo sé por gente a la que eché las runas. a mí también me ayudaron y me ayudan. las consulto con respeto cuando creo que me puede servir de algo la reflexión y punto. cuando lo hago para mí, las comprendo y no tengo que decir nada. lo interiorizo, son símbolos abstractos y como tales entran en mi cerebro, zas directos al plano de lo simbólico me despiertan conexiones con las que algunos pobres mortales no saben ni soñar y no intento convencer a nadie, cada uno con lo que le vaya bien pero si vienes a que te eche las runas, por favor, no esperes que te diga qué tienes que hacer con tu vida cuando las echo para alguien que me lo pide tengo que poner esos símbolos abstractos en palabras y es un esfuerzo grande y yo pongo mis sentidos, normalmente hago tiradas de cinco runas, cinco simbolitos para hablar -y 'acertar', no lo olvidemos-de la situación de un desconocido. a veces me dicen una pregunta a veces me dicen un tema a veces no me dicen nada me dicen ah, dime tú, dime tú que eres la adivina y cuántas bocas hemos callado, queridas runas mías,  yo no hago nada, sólo digo lo que veo. lo que veo, en la baraja española -la baraja española sí, aprendí mucho antes que las runas. otra historia. otra ocasión- es un cuadro, un tapiz que se va tejiendo y lo ves, el dibujo, lo describes, esta es la situación, yo nunca sé nada de antes, con las runas hay una pregunta concreta o un tema general y solo cinco simbolitos y yo que no creo ni dejo de creer, sólo las utilizo con respeto, a veces sorprendo a mi voz, alguna vez te pasa, digo, sorprender a tu voz diciendo cosas y pienso no tengo derecho a decir esto, no sé nada, y entonces la persona me dice sigue sigue, y asienten, y es. y me dicen pero cómo es que no te dedicas a esto y yo digo bueno, hay unas cuantas razones, una es que no me importa el puto dinero, otra es que la mayoría de la gente hace preguntas idiotas, machaconamente, que no le van a ayudar en su vida, también hay un sector que viene a que decidas por él, para saber si debe o no debe dejar a su novio o un sector amplio también que viene a saber si le ponen o no le ponen los cuernos y a continuación preguntan por su amante, en fin, un variado registro de lo más contradictorio, íntimo y oscuro de la gente que viene a que le digan lo que quiere oír porque se creen que al pagarte puto dinero -a ti, que como todas las 'adivinas', ya se sabe, eres una timadora, y además yo no creo en esto pero bueno vengo por si acaso-tienen potestad para ordenarte que sepas por obra divina qué es lo que pudre su vida, pero aunque se lo digas claramente, aunque pusieras los ojos en blanco y se lo dijeras en arameo no harán nada. porque en realidad ya lo saben.

total, que después de mucho pensarlo les dije que sí, que lo íbamos a hacer a cambio de trueque. como Lara es maquilladora le pedí una sombra básica, típica sombra beige. Y como de su amiga no sabía nada, le pedí que me trajera un libro que quería hace mucho, la Antología de Félix Francisco Casanova. porque dinero no, pero algo, sí. que es que no la conocía. y te expones a unos marrones ajenos que en alguien con mi empatía, pues es que te puede dejar los chakras para el arrastre. pues el caso es que era majísima. y me preguntaron cosas normales e interesantes para todos los mortales -salud dinero amor- y habló la sibila délfica que se esconde en mi barriga y entonces sí, con gente maja adoro la sensación. no sé qué es. es una sabia de la montaña hablando a través de ti. son preciosas las runas. escuchar a tu voz decir cosas, que tu lado racional te frene y te digan sigue sigue, me encanta. y sentir que realmente has ayudado en algo. y me quedé con esa sensación. fueron casi tres horas de conversación y runas y baraja española y estuvo muy bien. luego me dicen vaya, y cómo es que no te dedicas a esto y bueno, no suelo confesarlo y a ellas no se lo dije, eran majísimas, pero es que no confío tanto tanto tanto en la gente como para pensar que no me volverán a quemar. 

pues eso fue sólo el principio, el sábado. aparte de que me pasé el domingo leyendo a F.F. Casanova (otro muerto a quien amar) después, el lunes, comencé un curso de Creación Literaria con Espido Freire. hice otro hace años y oh, me cambió la vida. no tenía ni zorra idea, mejor dicho tenía diez puntos bajo cero de la zorra idea. ahí vi que había mucha chicha y llegué a no tener ni zorra de manera rasa, a cero. lo cual quiere decir que aprendí un montón. así que después estudié la carrera, Teoría de la Literatura. y bueno, fue genial. ahora he vuelto a estudiar con ella. quizá por cerrar el ciclo. se apuntaron antiguas compañeras del curso inicial. hemos seguido todas en contacto en estos cuatro años. fue un grupo muy bueno. fuimos siete. esta vez somos veinte. es distinto. en todo caso fui en busca de estímulos. volvi a casa y Horacio me preguntó qué tal y y yo dije bien y me dijo sólo bien? qué ha pasado y yo dije cuatro años, sí, han pasado cuatro años y dos y medio estudiando intensamente y ahora ya la teoría me la sé, me falta un mundo por saber pero la teoría que necesito, la que necesito, me la sé. ahora qué. ahora a escribir, hija de perra. ya escribo. estoy pensando. me enfoco. me estoy condensando. estoy decidiendo mi estructura, no es tan fácil. dejadme, soy una flor tardía. para eso quiero ser escritora y no modelo, malditos: para ser joven promesa hasta los cuarenta. ja ja. bueno. hubo estímulos. las tardes de los lunes de noviembre serán provechosas. 

por si no fuera bastante, al día siguiente fuimos a ver tocar a Ara Malikian. fuimos siete, todos engañados por mí. ellos pensaban que íbamos a un espectáculo de magia. pero al final vieron que era lo mismo. si digo que así a lo tonto es la cuarta vez este año tal vez me tomen ustedes por una simple grupi, pero no. tengo una severa adicción a la belleza y a todo lo que es intenso. ahí mismo, en la categoría Todo Lo Que Es Intenso, entran cosas como esa manera de tocar el violín, -quien lo vio lo sabe- los colores fuertes, las montañas rusas, las comidas con especias y el picante, las pipas con sal, las drogas blandas y el sexo duro. 

y más aún: al día siguiente me dice Horacio que un amigo de un amigo se muda y se deshace de todos sus libros de manera urgente. tenía muchos y con muy buen gusto. una barbaridad. una barbaridad. no sé: nos hemos quedado como treinta o cuarenta libros. hay de todo. de todo. somos jodidamente ricos. desde un libro de fotografía erótica muy chulo Black Magic se llama, a un libro de relatos de Jack London, el Diccionario del Mal de Ambrose Bierce, no sé, muchísimos, y también me leí Lo peor de todo de Ray Loriga,  y me gustó mucho y Horacio está leyendo Héroes porque la narrativa autobiográfica es tela de interesante, aunque de pronto zas,  entre el montón de libros estaba Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo, una joya, una pasada. y aún no me he bajado, ni de lejos, después de la segunda clase del curso, que fue ayer, de leer y escuchar compulsivamente todo lo que he encontrado en internet sobre Marguerite Duras y con el subidón de ver premiada a Angélica Liddell también le di un repaso al Tríptico de la aflicción, no sé, lo que necesito, no bajarme del tren. 

y ayer, ayer, ayer vi en el metro a una chica con la melena más larga que he visto en mi vida. le llegaba por las rodillas. una chica normal. cabello negro y liso. hasta las rodillas. rodillas, dije. yo y mi debilidad por Lady Godiva no nos lo podíamos creer. estuve a un tris de hacerle una foto pero se sentó. en un asiento. sobre su melena. una cosa impresionante.

y mañana me levanto a las seis, faltan cuatro horas y pasaré doce en el trabajo- ese trámite que tengo que pasar, por el que me pagan para poder llenar el estómago mientras lleno con otras cosas la mente y el alma- circunstancia que en esta fase creciente de sobreestimulación 

ni 

me 

roza.