miércoles, 20 de julio de 2011

carrera de vida (I)

es lo que significa literalmente 'currículum vitae'

todo lo que verdaderamente me gustaría poner en mi currículum pero desaconsejan en todas las páginas
que recomiendan cómo hacer currículums

mis primeros ingresos: 16 años, un concurso provincial de relatos, alfileres de terciopelo se llamaba cinco folios primer premio 25.000 pesetas -150€- gastados a partes iguales entre libros y ropa. me pareció de lujo.

más o menos a la vez, empezar a dar clases particulares a niños y no tan niños, a veces gente de mi edad o de mi misma clase que remoloneaba. 

mi primer trabajo serio: tenía 17 años y llevaba en las manos las notas de 1º de bachiller cuando vi un cartel en un supermercado. necesitaban dependienta. no tenía ni currículum pero tenía muchas ganas de trabajar y sobre todo de ganar algo de pasta. 

me hicieron una entrevista, me citaron para trabajar al día siguiente 'de prueba'. era la sección de legumbres, caramelos y variantes al peso. recuerdo que me hice un lío con los precios/kilo y la báscula, que una vieja me hizo separar uno a uno los caramelos 'de fresa' porque los de limón y naranja no los quería, que había una cristalera desde donde el jefe nos podía vigilar todo el día, que me pareció un coñazo, que al final del día había que llevar en un carro destartalado todos los recipientes de los variantes (aceitunas , pepinillos, etc) a una cámara frigorífica donde todo estaba almacenado al tuntún, los cubos de aceitunas sin tapas y en el suelo sucio. recuerdo moscas bien gordas flotando entre las banderillas, recuerdo que mi horario iba a ser una puta mierda y mi sueldo no mucho mejor, pero estaba  dispuesta a hacerlo.

al día siguiente me llamaron para decirme que finalmente no podía trabajar allí, porque tenía que manejar una cuchilla para cortar el bacalao salado, y no podía hacer eso siendo menor de edad por si había una inspección, y me hicieron romper el contrato. 

por supuesto no cobré día de prueba. menudos cabronazos, los adultos. 

gracias a ese trabajo que no hice, encontré otro. limpiadora en un cámping de un pueblo de Gerona, y me fue muy bien. la jornada laboral allí era de 60 horas semanales. se curraba 10 horas al día y se descansaba uno. 
encontré ese curro de casualidad y de un día para otro. mi padre me llevó en coche, ocho horas de trayecto. mi horario era de 7 a 12 y de 4 a 9. limpiaba baños. parece un curro bastante chungo, pero no. los hay mucho peores. vivíamos en el camping, en unos barracones que todos llamábamos zulos. lo decíamos con tanta naturalidad y tan convencidos que se nos escapaba delante del jefe: "¿has visto a Miguel? -sí, está en su zulo". 


miguel, miguel, te hice un retrato con palabras, recuerdas, recuerdas, te calé. hacías muchas muchas fotos, siempre pedías el revelado doble. te quedabas una copia de todas y regalabas las demás. el último día, me quedé con todas las que sobraron. 

yo era la más joven de todos los currantes, de los cuales era raro el que pasaba los 30. conocías tanta gente de golpe al llegar allí, tanta gente joven entre camareros, vigilantes, limpiadoras, monitores de actividades infantiles, socorristas, gente de mantenimiento, recepcionistas, etc que te lo pasabas igual de bien que la gente que iba allí a veranear. currar parecía una anécdota. aunque el primer día que estuve 10 horas de pie, dije pero qué coño es esto tuve que dormir con los pies en alto, en mi litera de arriba de mi zulo compartido caluroso y ruidoso. nuestros zulos estaban tras la parte trasera del restaurante más grande, el que tenía terraza y escenario donde la verbena y el jaleo se prolongaban más allá de las 2 de la mañana. 

a esa hora salían de currar los camareros, aunque teóricamente su horario solía ser de dos a doce, nunca terminaban a las doce, y casi nunca antes de la una y generalmente en torno a las dos. 

era un cámping enorme, más grande y mucho mejor equipado que muchos pueblos. 8.000 personas cuando había llenazo. dos gimnasios. tres piscinas, una de ellas con cascada y demás cosas vistosas, tres restaurantes grandes, verbena todas las noches, actividades para niños a todas horas, servicio de limpieza 24hs en los baños. camping libre, tiendas que alquilaban, caravanas, bungalows, casitas prefabricadas, tenía de todo y todo estaba muy bien cuidado. 

currar de limpiadora tenía muchas ventajas. estando todo el día en los baños, aprovechabas para hacerte las cejas, te llevabas la ropa para ducharte según terminaras el curro y salíamos monísimas las primeras de todas, cuando las camareras salían cinco horas después y oliendo a fritanga. podíamos echarnos un piti en cualquier baño. nadie nos tocaba los cojones, no teníamos ningún encargado dando la vara todo el día. el jefe se pasaba de vez en cuando , y si todo estaba en orden, podías estar de brazos cruzados si te daba la gana. había horas infernales, cuando todo el mundo volvía de la playa y se duchaba. eran bloques de diez baños, cinco a cada lado. si cerrabas las últimas puertas, todo el mundo pensaría que estarían ocupadas y evitarían entrar, por tanto no te lo ensuciarían. era un truco muy bueno. pero el jefe también se lo sabía. ja. 

muchas noches nos quedábamos simplemente hablando en los zulos. otras noches salíamos de fiesta. hay bastante fiesta en la costa brava y las noches cundían mucho. la gente compraba red bull por cajones, para aguantar. me bebía un redbull según me levantaba, trabajaba de siete a ocho y a las ocho desayunábamos. me bebía un vaso de tubo de café con poca leche y a media mañana me podía tomar otro red bull. después de  comer, otro café. dormía muy poco. un par de horas como mucho. sólo dormía más en mi día libre. en mi día libre solía amanecer a las cinco o las seis de la tarde y así sobreviví.

ya dormiré cuando me muera decía el cocinero todas las noches. nadie le vio nunca dormir. bueno, yo me dormía medio día libre y todavía me quedaba día para bajar a la playa. 

un día me quedé dormida en un baño. pensé que había sido cosa de cinco minutos, no llevaba el móvil encima. pero parece que pasó más de una hora y que pasó el jefe y me estuvo buscando y entonces preguntó a las demás y me estuvieron buscando en los zulos y me cayó una bronca guapa. 

y también estaba andreu. corría el rumor de que andreu era en realidad deu, es decir, dios. el rumor era fundado, pues mientras que todos los camareros estaban obligados a afeitarse a diario, a llevar el pelo corto y un estricto uniforme de camisa color salmón, pantalón negro y zapatos sosos, andreu llevaba barba de heavy, varios pendientes, el pelo largo, cinturones con hebillas de grupos heavies, tatuajes asomando de su camisa y jamás se estresaba, ni en la hora punta. y el encargado le respetaba. yo también creo que andreu era deu.


recuerdo la sensación de libertad, y poner una lavadora y tenderla, no tener que dar explicaciones de dónde vas, echarme un piti en la puerta del zulo a última hora de la noche o primera de la mañana, la quietud de las estrellas de madrugada, la tramontana soplando, los guiris buenorros recién salidos de la ducha, un alemán que quería saber qué había bajo la bata de limpiar, que por cierto no quedaba mal, marcaba la cintura y era fresquito, sin mangas ni botones, se ataba con una cinta como los pareos, no era la típica bata amorfa. 


pagaban 130.000 pesetas al mes, 780 euros al cambio- alojamiento en zulos y pensión completa incluidos. me gasté como la mitad estando allí. con parte de lo que quedó -ahora que sé lo que cuesta ganarlo como siempre dices, mamá- me hice mi primer tatuaje. reservé cita una semana antes, y mientras dibujaban el contorno de mi iniciación en la vida adulta, se caían las torres gemelas. lo estábamos escuchando por la radio -vaya, espero que no te tiemble el pulso- no, no, tranquila, pero qué fuerte eso...ya ves, te estás tatuando un día histórico, seguro que te acordarás del día que te lo hiciste -seguro. 

-----fin de la página 1 del currículum-----