Un año más, y esta es mi personal duodécima edición, sigo el juego a Máximo Gorki, que en 1935 propuso que toda persona presente o futura narrase un día de su vida: el 27 de septiembre. "El día que hay que escribir"
mala perra
jueves, 12 de octubre de 2023
El día que hay que escribir - duodécima edición
viernes, 24 de marzo de 2023
casi me peta el cerebro
Sé que es una frase hecha muy socorrida,
martes, 21 de marzo de 2023
Viví muchos años en un barrio medio chungo,
Pues no han triunfado, les dijimos. Y pensé: vaya, es hasta bonito. La diferente escala de valor. Todo lo que hay aquí que tiene valor para mí tiene cero interés para un ladrón.
El dicho de toda la vida: que sólo el necio confunde valor y precio.
Una movida que me parece fundamental
me da la sensación de que a menudo se confunde felicidad con comodidad y comodidad con chalet con piscina y es una señora confusión.
lunes, 20 de marzo de 2023
La ventaja de avanzar en espiral
es que se vuelve a pasar por el mismo punto pero a distancia, con cierta perspectiva. Si la concha del caracol es efectivamente una metáfora de la vida y tú no eres un cerrojo con patas, al final aprendes algo.
Hace 13 años que empecé a escribir en este blog y durante mucho tiempo fue mi refugio, mi canal, mi manera de dialogar conmigo misma y con el mundo. Tenía 26 años y estaba hecha trizas en muchos aspectos. Si me hubieran dicho que a los 39 iba a ser más joven, más fuerte, más ágil, más flexible y mucho más feliz no me lo hubiera creído. Si me hubieran dicho "nunca publicarás nada y te la sudará" tampoco.
Leo cosas de hace mucho y pienso que están de puta madre, porque el 80% del tiempo estaba leyendo y escribiendo y aunque "mucho trabajo no sustituye a la falta de talento" el rodaje es un grado. Ahora ya no sé escribir, esto no es montar en bicicleta y aunque lo fuera, en bicicleta yo me di la ostia de mi vida y eso que sabía montar.
El tema es que me la pela. Estoy aquí, puede que sólo por hoy, en esta noche en la que una serie de concatenaciones me han dado ganas de escribir aquí, que para eso es mi casa. Yo excavé estos cimientos, la decoré, la habité y la abandoné. Pero siempre he guardado las llaves.
Ya no soy Valeria Chaos y siempre echaré de menos esa época de internet anónima, cada cual detrás de un nick como una gran fiesta de máscaras. No me seduce mucho el supuesto hiperrealismo de instagram y el ser famoso por crear "contenido". Hubo un momento de mi vida en que quería crear literatura. Letra que dura. Luego aprendí a volar y abracé la dulce mediocridad que permite a un ser humano no volverse loco. Soy sólo Helena, y la H ni siquiera es oficial. Pero como es muda no le molesta a nadie.
jueves, 6 de octubre de 2022
27 de septiembre (con retraso) - Undécima edición
Dan las 00:00 y estoy con Horacio en el salón viendo Expediente Warren. De vez en cuando nos gusta una peli de miedo y ésta da un miedo que te cagas. Mi debilidad es todo aquello que diga "basado en hechos reales". Me pueden anunciar "La increíble historia de la señora que bajó a comprar yogures y no se encontró con ninguna vecina" y yo: "joder que fuerte, tengo que verla" Así soy. Pero Expediente Warren es buena, te deja acojonada para días (y noches).
Mi coco por dentro y Neuri, abajo a la derecha |
martes, 28 de septiembre de 2021
27 de septiembre - Especial Décima Edición - La Nueva Anormalidad
Y van diez años, que se dice pronto. Todo porque en 1935, el escritor ruso Máximo Gorki propuso que toda persona presente o futura narrase un día de su vida: en concreto el 27 de septiembre. Es "El día que hay que escribir"
Y cuando dan las 00:00, estoy con Hor viendo "El juego del calamar" en el salón del chalet donde nos hemos mudado este verano, en Rivas. Lo del chalet fue una oportunidad que había que coger al vuelo y estaba decidido desde enero.
Antes de eso, en diciembre, mi amigo Darek me invitó a ir a un tarotista vecino suyo. Fue la primera vez que me leían el tarot y salieron un montón de cosas, algunas de ellas complicadas y otras sin sentido, que fueron teniendo mucho sentido con los meses y se han ido cumpliendo poco a poco para mi sorpresa y a veces resignación.
Nos vamos a dormir a la buhardilla, que es un poco mi territorio en esta casa y que iba a ser también el de Tití. El año pasado, al final en noviembre volví a mi casita después de meses confinada en casa de Hor. Volví con Tití a mi barrio, al bullicio, al centro, a mi vida. Fueron unos meses bonitos, de nuevo en la madriguera diminuta ella y yo. Ahí pasamos Filomena y lo que no sabía que serían los últimos meses de Tití conmigo. Es lo más jodido de este año y lo más triste desde que escribo El día que hay que escribir: no hay ronroneos de Tití este año. Dejó de comer el 1 de agosto y murió el 7. Esos días tenía que haber estado haciendo maletas para la mudanza pero todo quedó en paréntesis por estar con ella día y noche y no perturbarla. No dejó de ronronear ni de salir a pasear por la corrala hasta el último día, hasta sin fuerzas.
Es complicado que los humanos aprendamos de la brutal dignidad de los gatos para morir, para no apegarse a una vida que dan por terminada. Yo le daba las gracias por haber sido mi gata y la lamía con mis lágrimas. La mañana que murió le susurré "avisa cuando llegues, para saber que has llegado bien" y esa misma tarde me dormí (no habíamos pegado ojo en toda la noche, ni ella ni yo) y la soñé dormida, súper a gusto, y como si la viera a través de un cristal de colores, que se reflejaban en su lomo blanco.
Y fue más que un sueño y supe que había llegado bien.
La enterré junto a un madroño, en la tierra donde nació. La enterré con sus juguetes favoritos para que persiga avellanas en la otra vida. Y la he echado de menos constantemente, a todas horas, como si una parte de mi cerebro realmente fuera ella y estuviera configurado para buscar su mirada y su ronroneo, estar pendiente de su bienestar. Como si me faltara mi hermana gemela. Sólo me alivió un poco su ausencia tatuármela en el brazo. Para poder verla a todas horas.
Yo no odié a 2020. Me cae mucho peor 2021, la verdad. Con un montón de expectativas rotas en pedazos, con broncas en la escuela, desengaños, pérdidas. Con el hecho de dejar atrás la que ha sido mi vida tantos años, mi casa diminuta donde fui tan feliz.
Me gusta esta casa nueva, tan grande, con tanta luz, con su jardín y su piscina y sus infinitas posibilidades. Yo no he firmado la hipoteca pero el precio para mí también ha sido alto. Me ha costado y aún me cuesta, aunque haya sido mi decisión, empezar esta nueva etapa en una ciudad pequeña, donde conozco a muy poca gente, volver a conducir después de tantos años, renunciar al bullicio, a las miles de fruterías, a las tiendas de alimentos del mundo, al metro a 2 min de casa, a Madrid centro. Han sido tantos años que esa ciudad era parte de mi identidad. Y aún no sé bien quién soy a partir de ahora, en esta nueva vida.
Sí hubo vacunas, aunque no milagrosas. Sí volvimos a abrazarnos, yo nunca había dejado de hacerlo. Se acabó el toque de queda, el confinamiento perimetral, las cuarentenas. No se acabó la mascarilla, ni la desconfianza como nueva anormalidad. Ni las pesadillas. Ni la amenaza sutil y permanente de que todo se puede ir a la mierda de un momento a otro.
Desayuno. Hace meses que no fumo. Hor estudia, tiene examen el jueves. Así que hago yo la comida, macarrones con tomate y heura. Comemos, me acerca a la escuela porque vamos con prisa y si vamos con prisa prefiero que conduzca él. La otra socia de la escuela nos ha citado a Encarna y a mí para hablar un rato de cosas de la escuela. Pronto será halloween. Cuanto terminamos, contesto un montón de whatsapps de alumnas y gente que quiere apuntarse. La escuela está a reventar y es el primer año que no tengo una gran ilusión por ello. Curro un rato en recepción, después me toca dar dos clases.
Eso lo sigo disfrutando, aunque tengo que reconocer que cada vez me pesa más el cuerpo y la mente.
Estoy montando un taller de cosas de vidrio aquí en la casa nueva y pretendo darle duro a ello este año.
La semana que viene empiezo un curso de joyería y otro de restauración de muebles. Me hace ilusión crear cosas con las manos.
No alcanzo a imaginar mi vida el año que viene por estas fechas. Igual que no imaginaba cómo sería mi vida este año por estas fechas. Creo que en diciembre iré de nuevo a que me lean el tarot. Sólo para estar medianamente prevenida.
Termino las clases, Hor me recoge y yo conduzco hasta casa. Cenamos tortilla que me dio mi madre el fin de semana. Vemos First Dates. Le pido que me haga trenzas. Y dan las 00:00.
lunes, 28 de septiembre de 2020
27 de septiembre - el día que hay que escribir (novena edición) ESPECIAL PANDEMIA
También sé que hay una nueva división de clases: por un lado está la gente que lleva mascarillas quirúrgicas, que hace parecer el mundo un gran quirófano y a todos unos enfermos, y me da bajón existencial (ya me voy acostumbrando a verlas, pero las odio.) Y estamos las personas que llevamos mascarillas de colores o negras,o lo que sea, pero que me hacen sentir más como un ser humano con dignidad, como una Pussy Riot con un cóctel molotov en el bolso. Y cuando me siento así no está tan mal la Pandemia. Y en mi alma de yonki de belleza, lo de la mascarilla no-quirúrgica es un acto de resistencia estética quizá decisivo como especie.
(Y seguir amando como acto de resistencia. Y resistir como acto de amor. Estamos en un punto en el que un abrazo es un acto de irresponsabilidad sanitaria. Yo estoy del lado de lxs que arriesgan su vida en un abrazo. Prefiero un abrazo y morir con la certeza de seguir siendo humana. Prefiero ir a una boda de alguien que me importa que no ir. Y a un funeral. Esos actos que se suponía que definen la esencia humana. Yo qué sé. Esto de la pandemia me hace pensar mucho en lo esencial del ser humano. Y mi conclusión es que prefiero morir sabiendo que he vivido.)
¿Desde cuándo no engrasa usted las bisagras de las compuertas que dan acceso a su único e irrepetible Mundo Interior? ¿Se ha mirado por dentro últimamente? ¿Le gusta lo que ha visto? ¿Tiene los minerales adecuados para alinear sus chakras durante el próximo confinamiento? ¿Será el creciente negocio de las fotos de pies algo a tener en cuenta para el futuro de la humanidad autónoma? Sin duda lo mejor y lo más extravagante está por venir. Encuentre todas las respuestas en la próxima edición 2021: ¡Especial diez años de 27 de septiembres!