jueves, 3 de octubre de 2024

27 de septiembre - el día que hay que escribir (decimotercera edición)

Máximo Gorki propuso en 1935 que todo escritor, aspirante, reconocido o anónimo, profesional o aficionado, narrase un día de su vida: el 27 de septiembre. Este viernes, 27 de septiembre de 2024, es mi decimotercera edición (aunque lo escriba con retraso) 

Cuando dan las 00.00 estamos metiéndonos en la cama, Hor en el piso de abajo y yo en el de arriba. Dormimos separados porque a él le toca currar de mañana y va a levantarse muy temprano. Es lo que nos permite esta casa grande, casi a lo Frida y Diego. Leo un rato "Estaré sola y sin fiesta" de Sara Barquinero y me duermo, me duermo muy bien. 

Me despierto con Nadine haciéndome carantoñas, pasadas las nueve. Me levanto, desayuno matcha con leche de avena, saco una carta de tarot (el 6 de oros) hago mi rutina: les doy premios a los gatos, me ducho, hago la cama, ordeno la ropa de la habitación, limpio los areneros porque estos gatos cagan como tiranosaurios.

Es una mañana tranquila, podría aprovechar para hacer algo útil, como empezar a lijar otra silla del salón o hacer cosas de vidrio, pero estoy desidiosa y llevo así todo septiembre. Creo que el año no ha estado mal en general, pero el verano ha sido una mierda y todavía no me he recuperado.

Mi padre enfermó, parecía que era del corazón, que también pero ese resultó ser el  menor de los problemas. Se debilitaba de día en día, no podía dormir, le costaba tragar, todo llegó a un punto muy desesperante cuando desde urgencias le mandaban a casa una y otra vez y el cardiólogo estaba de vacaciones y empezamos a pensar que iba a morirse y realmente no sabíamos de qué. 

Hasta que dio con una doctora que le miró desde otra perspectiva, le ingresó, le diagnosticó (de polimiositis, una enfermedad autoinmune rara) y le salvó. Ese es el resumen, pero el día a día fue jodido y el hospital de Guadalajara, una película de terror. Aún así, cada atardecer a la hora de su cena yo subía la persiana para que contempláramos el espectacular vuelo de docenas y docenas de vencejos. Y vi cómo se iluminaba su cara cuando, al llevarle en silla de ruedas por el pasillo, le enseñé los nidos de aviones que había descubierto, todavía con polluelos. Y hablamos de la vida y de la muerte. Y él pensaba lo mismo que pensé yo cuando Neuri: si me muero no pasa nada, he tenido una buena vida. La putada es para los que se quedan. Y yo pensaba: si alguien puede salvarse es él, y si él no se salva es que nadie hubiera podido. Menudo es. Y se salvó.

A finales de agosto, con mi padre recién dado el alta, descubrimos que la Enana (nuestra gata, pero sobre todo de Hor) tenía un tumor de mama y no se podía hacer más que despedirnos y ahorrarle sufrimiento. Descansa en paz, Enanita. Fuiste una gata preciosa y la favorita de Hor para siempre.

Entre medias, averías y jodiendas varias. Empecé el curso sin ganas, ni de hacer pole ni de hacer nada. Y no he conseguido entonarme, la verdad es que sigo de bajona. Algo, llámale cortisol o susmuertos, se me subió y me provocó una recaída en el bruxismo, en la parálisis del sueño, en la apatía absoluta. Y sé que tengo que remontar, pero aún no he sido capaz. 

Me pongo a ver La Sagrada Familia en Netflix. Hago una ensalada y trozos de heura para comer. Pasa el rato, Horacio llega tarde, sobre las cuatro y media. No ha comido, así que se prepara algo y le hago compañía. Y me dice: ¿Ahora qué hacemos? como me pare, me duermo. 
Le propongo ir a comprar comida para los gatos y alguna cosa más. 
Me confiesa: Oye, me he comprado un paquete de tabaco a medias con Saúl, del curro. Es para echarnos uno cuando coincidimos, nada más. 
Y yo, que llevo tres años sin fumar, le digo: pues me vas a llevar a algún grow, a pillar hash de CBD. A tomar por culo. Hoy fumo, después de tres años, y encima me va a tocar escribirlo, porque es 27 de septiembre. Y además, te confieso que yo ayer pillé microdosis de trufas mágicas a un grow de Amsterdam, llegarán en unos días.
Se queda con el culo torcío.-¿Que qué?
-Es que hay estudios que dicen que van bien para mejorar el ánimo. Y yo estoy en la mierda. Y me niego a ir al psicólogo ni nada parecido, lo siento mucho. Llámame retrógrada. Pero esto lo tengo que solucionar yo misma y mi automedicación y mis mierdas.

Hacemos una ruta por tiendas varias, y todas están llenas de familias y niños gritones.
-¿En qué momento pasamos de irnos de fiesta a esto, un viernes por la tarde? Dice
-No me deprimas, joder. Al menos vamos a ir a por droga. Algo es algo, coño. 

Y vamos al grow y todo está así como muy bien ordenado y el hash de CBD viene en frasquitos de cristal con su nombre y todo. Qué adelantos. Me siento muy novata.

Llegamos a casa, fumamos. Me sabe a rayos la mezcla con el tabaco y me arrepiento de no haber pillado hierba para fumarla sola. Yo qué sé. La costumbre. Pero me relaja, eso es innegable.

Follamos con ganas. Volvemos a fumar. Hacemos hamburguesas vegetas, están buenas que te cagas. Vemos algo de coña, pero no me acuerdo de qué. Dormimos juntos, hoy sí. Este mes se ha hecho larguísimo y con ciertas nebulosas a la vez. Sólo quiero remontar y que las cosas que me gustan, que yo sé que me gustan, vuelvan a importarme. Volver a tener ganas de hacer algo. Tener energía para entrenar, para quedar con alguien. Dejar de tener esta mierda de ganas de llorar y esta sensación tan gris de que todo da puto igual. 
Y puede que hoy haya sido el día del punto de inflexión, el tocar fondo para empezar a subir. 
Ojalá. 






martes, 27 de agosto de 2024

ansi-edad

antes de los 30:

náuseas, vomitar por las mañanas, estómago cerrado, imposible comer, adelgazar tres kilos sin darme cuenta, fumar como un carretero

después de los 30:

atracones, comer sin parar, dulce salado dulce salado, el estómago como un pozo sin fondo, vapear porque ya dejé de fumar, engordar tres kilos y cuatro y cinco


sábado, 24 de agosto de 2024

mi padre enfermó

mi padre -la persona más fuerte que conozco- enfermó y a pesar de médicos y medicamentos y médicos y medicamentos no paraba de empeorar y de pronto la lista de dioses a los que rezar se me quedó corta.
no había en el mundo suficientes santos ni amuletos ni conjuros ni oráculos y andaba buscando buenos augurios, indicios de esperanza, como quien busca apurado las llaves del coche.

la ciencia, la magia, la fe. hacer de tripas un corazón con miocardiopatía hipertrófica obstructiva. 
seguir poniendo velas cuando nada está funcionando  
por si
y si

jueves, 12 de octubre de 2023

El día que hay que escribir - duodécima edición

Un año más, y esta es mi personal duodécima edición, sigo el juego a Máximo Gorki, que en 1935 propuso que toda persona presente o futura narrase un día de su vida: el 27 de septiembre. "El día que hay que escribir"

Dan las 00.00 y estoy con Hor en el sofá, viendo Comerse el mundo con Peña, en concreto Gotemburgo. Nos gustan los programas de cocina pero claramente a él más que a mí. En este coincidimos porque tiene  parte de viaje, de comida callejera, de alta cocina y de anécdotas y curiosidades. No duro mucho porque estoy medio chunga, esta tarde me empezó a doler la tripa en clase y aguanté como pude -show must go on- pero parece que tengo un virus express de esos que te hacen irte por la patilla y apenas he cenado una sopa de miso y un par de manzanas asadas.

Voy a dormir en la buhardilla y Hor en la habitación de abajo, por si acaso tengo una noche complicada. Pero no va del todo mal. A la una y pico los gatos suben haciendo carreras porque Ginés es un hijoputa y le encanta perseguir a la Enana. Y yo visito el baño un par de veces antes de las 2, hora a la que me duermo, y por suerte no duermo muy mal. 

Me despierto a eso de las 10. Horacio por ahí también. Seguimos sin ser de los que madrugan. Es lo que tiene currar de tarde y no tener hijos. Eso sí, hoy él se va al gimnasio y yo no, que estoy muy floja. Nos apuntamos en agosto como gran novedad en nuestra vida. Hor corre en la elíptica y luego nada en la piscina. Yo voy a alguna clase colectiva que sea durilla, tipo body pump, y luego me voy al spa. Gracias a esto en septiembre no me costó demasiado la vuelta a las clases. Hice yoga todo el año pasado y me encantó, pero ahora el cuerpo me pedía más caña y fuerza bruta. Hor ha dejado la uni (por la puerta grande) y este año su plan es volver a hacer deporte y cuidarse. Que ya vamos teniendo una (respetable) edad. Yo voy a cumplir 40 en unos meses y parece que fue ayer cuando iba a cumplir 30. Es lo bonito de tener tantas ediciones del día que hay que escribir.

Creo que me achantaban más los 30, la verdad. Estás saliendo de los 20 y te crees que se acaba lo bueno y que ya todo va a ser cuesta abajo. En mi crisis de los 30 me apunté a hacer pole y me fue genial. Para los 40, tal vez llevo todo este año medio en crisis pero eso sólo lo veré mejor con la perspectiva de los años. El caso es que la mayoría de las cosas me la sudan mucho más, y creo que eso es una señal de hacerse mayor o de madurar: antes muchas cosas me importaban, pero poco, y ahora pocas cosas me importan, pero mucho. Ya rara vez siento ansiedad. Como mejor, duermo mejor, sufro menos, casi todo me la pela, y creo que mi niña interior se pone contenta al ver en quién nos hemos convertido. 

Me importa tener tiempo para mí, cuidar a mi familia, cultivar intereses dispares e incluso absurdos, cuanto más inútiles mejor. En la medida de lo posible seguir mis propias normas, que hacen de mi mundo un sitio bastante coherente en sí mismo y en sus mecanismos, y gustoso de habitar por mí.
 poco. Cuando salgo lo doy todo, pero me he vuelto casera desde hace años, porque mi casa me encanta (no solo ahora, cuando vivía en mi madriguera diminuta también) y la vida social me agota la batería. 

De manera que hoy no voy al gimnasio para no forzar mi cuerpo, hoy víctima de la flojera, y me quedo apañando un poco la casa. Desayuno matcha latte, qué cosa más hipster y qué rica. Me sienta mucho mejor que el café. Saco tres cartas de tarot, costumbre que he mantenido todo este año. Y hoy salen la Sacerdotisa, el caballo de oros y el cuatro de bastos.  Luego, cuando subo a ducharme, los gatos suben conmigo porque es el momento de juegos y de comer barritas de premios gatunos. Esto es así cada día, sin falta. 

Me bañaría en la pisci pero por lo mismo que no he ido al gimnasio, hoy no lo hago. El agua ya está bastante fría. Ayer me bañé, y mañana también lo haré. Mañana será mi despedida de la pisci por este año. Porque mañana por la tarde me tatúo, (una interpretación de la carta de la Fuerza, en la pierna) y no me podré sumergir en 15 días. 

Voy a ver al vecino porque ayer le dejaron un paquete que iba para mí, pero no estaba en casa. Son cervezas Liefmans Fruitesse , una cosa riquísima que me flipó en Amsterdam hace años y el otro día tuve el caprichazo de encargar. No las puedo estrenar hoy por mi tripa floja, pero este finde me daré un homenaje.  

Hor vuelve del gimnasio, trabaja un rato en el jardín (que da muuucho trabajo) yo riego mi Strelitzia/Ave del paraíso, regalo de Fa, que me ha tenido en vilo este verano porque se puso pocha pero milagrosamente está sobreviviendo y echando brotes. Y después comemos. 

Patatas cocidas y tofu para mí. Nos vamos a currar. Hor me deja en la escuela y respondo whatsapps, organizo mi cuaderno de clases, me tomo una manzanilla con miel. Puta flojera. 
Llega Encarna, charlamos un rato, comienza el bullicio en la escuela. 

Doy clase a las niñas, después doy clase a las teens, luego tengo un rato en la recepción y por último, un grupo de adultas. Y ahí sigo. Es nuestro noveno curso en la escuela, y lo hago lo mejor que puedo. Ha sido un año de bastante crisis para mí en lo que pole se refiere. No hace falta entrar en muchos detalles, pero diez años ya haciendo pole, la mayoría de ellos dando muchas clases en lugar de recibiéndolas, acaban haciendo mella en el progreso. Por lo menos en el mío, que no encuentro energía o ganas para entrenar muchas más horas. Me gustaría mejorar. Y es algo que no se consigue simplemente deseándolo, hay que mover el culo y tener agujetas, muchas agujetas. Lo sé y voy despacio, porque voy lejos, como los caracoles de nuestro jardín. Pero sí, diría que esa ha sido la crisis de este año. Como todo ciclo que se precie, hace diez años empecé a hacer pole y me cambió la vida, ahora miro atrás y me encantaría encontrar esa sensación de empezar, de descubrir, de divertirme haciéndolo.

En otro orden de cosas, el año pasado el evento Neuri me cambió los planes de hacer el camino de Santiago con mi padre, que íbamos a hacer en octubre. Finalmente lo hicimos en julio, desde Ponferrada, y me encantó. Ahora quiero hacer más. Eso ha sido de lo más bonito de este año 39 de mi vida. 
Por otro lado, hablando de Neuri, de un total de dos angiografías de control que deberían haberme hecho, me han hecho un total de cero. Pero sigo viva y bien, así que tampoco me puedo quejar demasiado.

Hor me recoge a eso de las 22:15h, llegamos a casa,  los gatos cenan, yo me voy directa a la ducha porque estoy destemplada y quiero lavarme el pelo. Me noto algo febril  y el termómetro marca 37,1. Que para mí, bicho de sangre más bien fría, es un gradito de fiebre. Cenamos puré. Vemos otro Peña. Me apetecen unas pipas, señal de que voy mejor y estoy venciendo al bicho. 
Y antes de la 1 nos vamos a dormir, hoy sí, juntos. Un 27 de septiembre más. 

Escribí todo esto el 28 de septiembre, y lo dejé guardado en borrador hasta hoy, 12 de octubre. Mi tatu quedó precioso y ya está curado. Y en este otoño inusualmente cálido (llovió unos días en septiembre y desde entonces todo  ha sido sol y calor) hoy me bañaré en la piscina. Me encantaría llegar a  noviembre bañándome. Este año o cualquier año. 

viernes, 24 de marzo de 2023

casi me peta el cerebro

y a veces me dicen
-Vaya, has vuelto a nacer

Sé que es una frase hecha muy socorrida, 
seguro que yo la he usado más de una vez
pero ahora,
visto de cerca,
creo que es más bonita la noción de que
he seguido viva 

bajo los mismos términos y condiciones

que es que no es poco, joder,
es muchísimo

martes, 21 de marzo de 2023

Viví muchos años en un barrio medio chungo,

 no muy chungo pero lo suficiente para que en el vecindario hubiera camellos, trapricheos, algún atraco en el portal y un chaval muerto de un disparo. Y nunca me entraron a robar en casa. Yo decía: claro, roban en los barrios buenos. No van a ser tan gilipollas.

Llevo un año y medio viviendo en un barrio bueno y hace poco entraron a robar en casa. Es lo que tiene. Vi la puerta abierta al llegar y sólo pensé en que no se hubieran escapado los gatos. Cuando encontré a los tres dentro de casa di gracias al universo y acto seguido me subió el escalofrío de que los ladrones pudieran seguir dentro de casa, preparados para hacerme un placaje. Por suerte no fue así. No rompieron nada, apenas desordenaron cosas, no fue la típica escena de una casa puesta patas arriba. La policía nos dijo que sólo buscaban efectivo y oro. 

Pues no han triunfado, les dijimos. Y pensé: vaya, es hasta bonito. La diferente escala de valor. Todo lo que hay aquí que tiene valor para mí tiene cero interés para un ladrón. 

El dicho de toda la vida: que sólo el necio confunde valor y precio.

Una movida que me parece fundamental

es tener claro que si no eres ser capaz de ser feliz con poco, tampoco podrás ser feliz con mucho porque no van por ahí los tiros. 

me da la sensación de que a menudo se confunde felicidad con comodidad y comodidad con chalet con piscina y es una señora confusión. 


lunes, 20 de marzo de 2023

La ventaja de avanzar en espiral

es que se vuelve a pasar por el mismo punto pero a distancia, con cierta perspectiva. Si la concha del caracol es efectivamente una metáfora de la vida y tú no eres un cerrojo con patas, al final aprendes algo. 


Hace 13 años que empecé a escribir en este blog y durante mucho tiempo fue mi refugio, mi canal, mi manera de dialogar conmigo misma y con el mundo. Tenía 26 años y estaba hecha trizas en muchos aspectos. Si me hubieran dicho que a los 39 iba a ser más joven, más fuerte, más ágil, más flexible y mucho más feliz no me lo hubiera creído. Si me hubieran dicho "nunca publicarás nada y te la sudará" tampoco.

Leo cosas de hace mucho y pienso que están de puta madre, porque el 80% del tiempo estaba leyendo y escribiendo y aunque "mucho trabajo no sustituye a la falta de talento" el rodaje es un grado. Ahora ya no sé escribir, esto no es montar en bicicleta y aunque lo fuera, en bicicleta yo me di la ostia de mi vida y eso que sabía montar.

El tema es que me la pela. Estoy aquí, puede que sólo por hoy, en esta noche en la que una serie de concatenaciones me han dado ganas de escribir aquí, que para eso es mi casa. Yo excavé estos cimientos, la decoré, la habité y la abandoné.  Pero siempre he guardado las llaves.

Ya no soy Valeria Chaos y siempre echaré de menos esa época de internet anónima, cada cual detrás de un nick como una gran fiesta de máscaras. No me seduce mucho el supuesto hiperrealismo de instagram y el ser famoso por crear "contenido". Hubo un momento de mi vida en que quería crear literatura. Letra que dura. Luego aprendí a volar y abracé la dulce mediocridad que permite a un ser humano no volverse loco. Soy sólo Helena, y la H ni siquiera es oficial. Pero como es muda no le molesta a nadie.