Anoche estaba subiendo el toldo de la terraza y ahí estaban. Abajo, en el parque. Ha pasado ya un mes (ya, un mes...) desde la otra vez que estuve viéndoles jugar.
Están mucho más grandes.
Están mucho más fuertes.
Y lo que es más emocionante: siguen las tres crías. Han pasado el período más crítico; se han hecho gatos casi adultos.
La otra vez hacían prácticas de huida y como mucho, de defensa.
Ahora hacen prácticas de ataque. Tácticas de ofensiva directa.
Cada uno se especializa. Veo a la más pequeña y cómo se está convirtiendo en una experta huidora. Escurridiza y veloz, se sube hasta la mitad de un árbol y luego baja con mucho estilo. El más grande ataca sin piedad a los otros. La madre vigila. Es toda una triunfadora; ha sacado adelante a los tres.
Maravillosa, la generación gatuna de 2010.