lo único que quiero decir sobre este tema es que llamarlos-llamarnos 'indignados' es una manera, consciente o no, de los medios de comunicación para impedir la identificación de todo padre hijo o abuelo de vecino con las justas protestas que se están viviendo en el mundo. y tal vez no tan justas; si fueran justas y proporcionales al daño causado por banqueros, políticos, especuladores y mangantes de guante blanco en general, como mínimo habríamos vuelto a las ejecuciones públicas en las plazas de los pueblos, en plan revolución francesa total. allí los-nos llamaban sans culottes, ahora los-nos llaman perroflautas. parece que las cosas no cambian tanto.
indignada? resignada? ambas cosas, en proporción variable. por un lado, ya estoy medio resignada:
qué cambiaría una guerra más una guerra menos. una revolución más una menos. en dos generaciones todo eso se habrá olvidado. ¿no? qué más da, como especie no creo que podamos llegar más lejos:
el hambre, la guerra y las enfermedades son rentables.
la poesía, el lince ibérico y las abejas no lo son.
no quiero ser rentable y la mierda que nos rodea no tiene arreglo. ya no sé si tengo ganas de hacer ninguna revolución fuera de los límites de una cama.