dice mi compañera, y se encoge de hombros mientras sigue con su solitario en el ordenador.
y me parece curioso cómo las diferentes personas enfrentan las mismas situaciones y sacan conclusiones opuestas.
somos azafatas, eso dice en nuestro contrato. no somos azafatas de vuelo ni de tierra, pertenecemos a una categoría más difusa y confusa que se suele definir como 'azafatas de imagen'. es decir, lo que se puede entender como 'mujeres florero'. tenemos más funciones o podemos tenerlas en un momento dado, pero sobre todo se espera de nosotras que tengamos buena pinta (esto no quiere decir ser especialmente guapa, alta ni delgada, al contrario de lo que mucha gente cree: la buena pinta consiste en llevar el pelo limpio y lustroso, el rostro limpio o discretamente maquillado, sin estridencias; pocas o ninguna joya y nada de piercings o tatuajes visibles) que seamos educadas y que parezcamos buenas.
¿entiendes? este trabajo puede no estar nada mal: basta tener la cabeza amueblada.
¿por qué? ¿una feminista a ratos hembrista defendiendo a las chicas florero?
verás, a la mayoría de la gente la pagan por pensar para la empresa que sea. ellos pagan por tu tiempo y te dicen a qué dedicar tus esfuerzos mentales durante esas horas. compran tus ideas y tus pensamientos durante unas horas al día. en cualquier trabajo más o menos especializado que no sea de fuerza bruta, te pagan por vender tu fuerza cerebral. te pagan por usar tu mente.
a los obreros de la construcción o de las fábricas o de las cadenas de montaje les pagan básicamente por su trabajo físico, su fuerza bruta. no les pagan por pensar. te pagan por usar tu fuerza.
a las prostitutas las pagan por dejarse usar el cuerpo. puro físico. no las pagan por pensar.
a nosotras nos pagan por nuestra imagen. ni nuestro cuerpo, ni nuestra mente. ni, desde luego, nuestro alma.
no nos pagan por pensar.
pero si no tengo que alquilarles ni mi mente ni mi cuerpo ni mi alma, sino mi simple y plana imagen, mi imagen de chica formal, educada y aparentemente buena, sólo eso, si sólo les alquilo un espejismo de mí, tengo la mente libre.
mi pensamiento es libre en este trabajo. y me dedico a pensar. y a leer. y a escribir. escribo esto que lees en estas horas de trabajo en las que no hay trabajo y ni siquiera necesitan mi espejismo.
así que pienso. pienso mucho. y no me pagan por ello. pero aunque no lo saben, me pagan para ello.
touché, cabrones.