entra al metro con su guitarra y su sonrisa y nos canta con mucha energía
un vivo cantando entre gente impasible. él tenía rasgos y acento latinoamericanos: daros cuenta, pobres mortales pseudoeuropeos, de lo que os está cantando. qué valor y qué optimismo y qué sana tozudez derrochaba de buena mañana, seguro que todas las mañanas.
creo que habría que hacer un monumento en el metro a los músicos suburbanos. hacen más por nosotros -por los que nos dejamos- que nosotros por ellos. la alegría no se paga. encontrarte una canción que te trae buenos recuerdos o te anima en el momento adecuado no se paga. lo primero es la atención y la sonrisa. si no tienes monedas no importa, puedes dar algo importante a cambio. deja de leer. cierra el libro. quítate los cascos. mira a los ojos. sonríe. a la inversa no funciona. dar una moneda sin hacer lo anterior no tiene mucho sentido.