jueves, 21 de octubre de 2010

Cuaderno de notas Kingkongnianas (I) La Feminidad


podría hacerlo en un cuaderno cualquiera.
pero es que debe estar en un sitio visible, y creo que éste es mi sitio más visible.

anotaciones de Teoría King Kong. lo rompe casi todo. la idea de la feminidad, el tabú de la violación, de la prostitución, del porno. lo que se dice mojarse.

LA FEMINIDAD

"Ya sea mientras andamos por la ciudad o cuando vemos la MTV o un programa musical cualquiera (...) nos asalta la explosión del estilo super-puta, por otra parte muy favorecedor, que adoptan muchas chicas. Es una manera de disculparse, de tranquilizar a los hombres: "mira qué buena estoy, a pesar de mi autonomía, de mi cultura, de mi inteligencia, en realidad lo único que quiero es gustarte" parecen gritar las niñas en tanga. Tengo la posibilidad de vivir de otro modo, pero he decidido vivir alienada a través de las estrategias de seducción más eficaces.

(...) Las mujeres mandan a los hombres un mensaje tranquilizador: "no tengáis miedo de nosotras". Vale la pena llevar ropa poco confortable, zapatos que dificulten la marcha, vale la pena rehacerse la nariz o hincharse los senos, vale la pena morirse de hambre. Nunca antes una sociedad había exigido tantas pruebas de sumisión a las normas estéticas, tantas modificaciones corporales para feminizar un cuerpo. Al mismo tiempo, ninguna otra sociedad ha permitido de modo tan libre la circulación corporal e intelectual de las mujeres. La re-feminización de las mujeres parece una excusa que viene después de la pérdida de las prerrogativas masculinas, una manera de tranquilizarse, tranquilizándoles. 'Liberémonos, pero no demasiado. Queremos jugar al juego, no queremos poderes vinculados al falo, no queremos asustar a nadie' Las mujeres aminoran espontáneamente, disimulan lo que acaban de conseguir, se colocan en la posición de la seductora."

"La maternidad se ha vuelto una experiencia femeninda ineludible, valorada por encima de cualquier otra: dar la vida es fantástico. Menudo camelo, el método contemporáneo y sistemático de la doble obligación: 'tened hijos, es fantástico, os sentiréis más mujeres y más realizadas que nunca' pero hacedlo en una sociedad decadente en la que el trabajo asalariado es una condición de la supervivencia social, aunque no está garantizado para nadie, y sobre todo para las mujeres.Traed hijos a ciudades donde la vivienda es precaria, donde se somete a los niños a las agresiones mentales más perversas; publicidad, televisión, internet, las empresas de refrescos y todos sus colegas. Sin niños la alegría femenina no existe, pero criarlos en condiciones decentes es casi imposible. (...) Se nos responsabiliza de un fracaso que es, en realidad, colectivo, social y no femenino. El método también se aplica contra los hombres. Un buen consumidor es un consumidor inseguro."

"¿Por qué nadie ha inventado el equivalente IKEA para cuidar a los niños, el equivalente Macintosh para hacer las tareas domésticas?"

"La mamá sabe lo que es bueno para su hijo, nos lo repiten de todas las formas posibles, en ella reside intrínsecamente ese asombroso poder. Réplica doméstica de lo que se organiza colectivamente: el Estado siempre vigilante sabe mejor que nosotros lo que debemos comer, beber, fumar, ingerir, lo que podemos ver, leer, comprender, cómo debemos desplazarnos, gastar nuestro dinero, distraernos.(...) Un Estado que se proyecta como una mandre todopoderosa es un Estado fascista. El ciudadano de la dictadura vuelve a la condición de bebé: con los pañales limpios, bien alimentado y mantenido en su cuna por una fuerza omnipresente que todo lo sabe. Se libera al individuo de su autonomía, de su facultad de engañar, de ponerse en peligro.
Nuestra sociedad tiende hacia ahí. Posiblemente porque ya hemos dejado atrás los tiempos de gloria, regresamos hacia estados de organización colectiva que infantilizan al individuo. Según la tradición, los valores viriles son la experimentación, el riesgo (...) lo que se cuestiona es tanto nuestra autonomía como la suya. En una sociedad de vigilancia liberal, el hombre es un consumidor como cualquier otro, y no es deseable que tenga más poder que una mujer."