sábado, 9 de octubre de 2010

Mi baraja incompleta- VI Seis de Diamantes

Estaba escuchando el maullido de un gatito a todo volumen. Como maúllan cuando están perdidos. Me he asomado a la terraza y lo visto: era muy pequeño, como mucho dos mesecillos de gato.

La camada tardía. Las gatas suelen parir más o menos por abril o mayo, pero a veces les da tiempo a tener dos camadas, o la primera fue infructuosa y vuelven a entrar en celo, en fin; pueden pasar varias cosas para que la segunda camada nazca a finales de agosto-principios de septiembre. Aparentemente hace calor, pero ya se está yendo.

Cuando apenas cuentan dos, tres meses, se enfrentan al invierno. Las segundas camadas tienen muchas menos posibilidades de sobrevivir.

Me ha dado mucha pena: está lloviendo y maullaba muy lastimero.

He bajado con una latita de comida para gatos. Ya me imaginaba que no se iba a dejar tocar. Ha sido exacamente así, era diminuto y totalmente salvaje. Obviamente ha perdido a su mamá. No está flaco, no parece enfermo, no tiene mala pinta. Pero si no encuentra a mamá, tiene pocas posibilidades. Tampoco sé qué hubiera hecho con él. Ya tengo gata y ahora mismo no me sobra pasta para llevarle al veterinario, pero si se hubiera dejado, sé que ahora mismo estaría aquí.

Total, le eché de comer. Volví mis pasos hacia casa. Y me encontré a los pies un seis de diamantes.

Es muy pequeño, ha perdido a su mamá, está muy asustado y le va a pillar de lleno el invierno, pero se ve que tiene bastantes cojones. Quizá le vaya todo bien mientras siga sin fiarse de los humanos. Huyendo de ellos como del demonio. Si te dejan comida vuelve luego, cuando se hayan ido, y come lo que quieras. Para lo demás, muerde y huye.