II. verano de 1994
un señor no puede reprimir un gritito de horror al cruzarse conmigo saliendo del hospital.
cuando llegamos a casa quitan todos los espejos.
menos uno que no se puede quitar porque forma parte de un mueble y está alto. hablan de taparlo a la mañana siguiente.
me levanto de madrugada, me subo en una silla y me miro.
vuelvo a la cama y no lloro.