I. primavera de 1999
-¿Dónde está el doctor Soria?- pregunto nada más entrar a la consulta del dermatólogo.
-Se trasladó de hospital. Ahora yo llevo tu caso- y no me gusta esta mujer. ni la enfermera que tiene al lado.
-Bien,-dice mientras lee mi expediente médico- espérennos aquí, enseguida volvemos.
Y se largan.
-Mamá, no me gusta esa mujer. Y el doctor Soria se ha ido. Ya no me hace falta venir aquí, estoy perfectamente. Vámonos, por favor.
-¿Pero qué dices? De eso nada, vamos a esperar a ver qué nos dicen.
-¿Pero dónde han ido? Así, sin dar explicación...no sé qué hacemos aquí. Me quiero ir.
-No te comportes como una niña pequeña, haz el favor.
Vuelven con una bandeja de plastico. Hay cosas dentro.
-Bueno Valeria, ponte en la camilla.
-¿Qué? ¿Para qué?
-pues para el tratamiento que te vamos a hacer- responde con aire un poco impaciente.
-¿Qué tratamiento? Ya me han puesto muchos tratamientos y esto ya no va a mejorar. No pasa nada, lo tengo asumido. Pero ya estoy cansada de probar cosas. De verdad. Si quiere hacerme algo, al menos explíqueme qué me va a hacer. El doctor Soria me explicaba todo.
-A ver Valeria, vamos a darte un poco de nitrógeno líquido y luego
-¿lo de quemar verrugas?
-sí, eso es
-no no no, pero es que usted no se ha leído mi expediente. yo no tengo verrugas. tengo cicatrices. pero ya está, no crecen ni nada como las verrugas. el doctor Soria descartó la opción de quemarme hace mucho tiempo así que no creo que sea buena idea.
-Hija, cállate. Nos estás poniendo en evidencia-mi madre me da con el codo para que me calle
-Mamá, que me quiere quemar. Que el doctor Soria no quería quemarme, ¿no te acuerdas?
-Vamos a ver, niña, el doctor Soria hizo lo que él consideraba oportuno y ahora tu médica soy yo. Ponte en la camilla, no te comportes como una niña pequeña.
-Ha dicho que luego me iba a hacer algo más. ¿Qué más?
-Te voy a poner corticoides. Es una cosa muy buena para las cicatrices, te va a reducir en torno al 25% del volumen, y seguramente se quitará también el tono rojizo.
-¡Corticoides! ¡Sé lo que son! El doctor Soria descartó eso también, dijo que era muy agresivo. Duele. Te disuelven la carne por dentro, por eso te reducen el volumen. No me pienso dar eso. nonononono
-Mira, guapa. Las famosas pagan por ponerse esto y tú ahora eres una cría, ¿cuántos años tienes? quince, y piensas eso. pero si no te lo haces ahora, dentro de cinco años estarás yendo a una clínica privada a que te lo hagan. ¿o es que no quieres ser guapa? ¿no quieres gustarle a los chicos? Pues me parece que con esas cicatrices en la cara no vas a encontrar muchos novios. Vas a ver como me lo agradecerás.
-¿Pero qué dice? ¡Me da igual! ¿Qué me está diciendo? ¿Qué por tener dos cicatrices de mierda nadie me va a querer? ¿Es eso? Pues es que el imbécil que no me quiera sólo porque tengo cicatrices a mí no me interesará que me quiera! ¿Se da cuenta de lo que me está diciendo? Yo le estoy diciendo que yo me acepto así. ¿A usted le molestan mis cicatrices? A mí no. Fin del asunto. Mamá, por favor. Por favor. Vámonos, por favor.
-Hija...la médica sabrá lo que tiene que hacer. No des más guerra, anda. Ya has dicho lo que querías decir. Ponte en la camilla.
-¡Joder! ¿Os digo yo que sois viejas, que os vayáis a hacer un lifting? ¿Os obligo a haceros un lifting? no, ¿verdad? Pues a mí no me importa que me veáis fea, que me estéis llamando fea en mi cara, no me importa ser fea, dejadme en paz. Nadie se asusta al verme y tengo las cicatrices muy bien, yo ni me las veo, no es para tanto. No podéis obligarme a ser más guapa sólo porque no os gusto.
-Vale ya. Se acabó. Si no te vas a poner en la camilla, quédate ahí.
Y la enfermera me sujetó y la médica me quemó las cicatrices mientras yo decía -¡no son verrugas!- y me inyectó corticoides que dolieron como su puta madre, en ese momento y durante días y noches.
Si es que al final a veces, por mucho que no quieras, te lo inyectan a la fuerza.
Ven a hablarme de belleza interior.