el optimista bien informado se convierte en pesimista.
el pesimista desencantado de la información [el volumen de la desgracia y la amplitud de la noticia están directamente vinculados con el dinero de quien paga el micrófono, los anuncios del periódico y de la televisión, quién 'patrocina este espacio'] puede volverse optimista.
un kamikaze optimista, por ejemplo