miércoles, 6 de junio de 2012

miércoles, sí, miércoles

hoy es miércoles. sí, miércoles. entre el jueves y el martes existen estas veinticuatro horas que jamás se volverán a repetir.

para muchos, para demasiados, 'ya es miércoles' y eso quiere decir una cosa: 'mañana ya es jueves'. pero que mañana sea jueves tiene el único aliciente de que 'ya casi es viernes'

y así, hay gente que pasa las semanas deseando que llegue el viernes. siempre es la misma retahíla:

qué asco de lunes
todavía martes
ya es miércoles
mañana ya es viernes
por fin es viernes

cinco frases que constituyen un poderoso lugar común en los comentarios de rutina intercambiados entre diversos currantes. cinco frases que resumen los días. y es tremendo pasar la vida deseando que los días pasen.  pasar la vida deseando que pase la vida. es el planteamiento que lleva en línea recta a plantarse de pronto en la vejez  preguntándose ¿qué he hecho con mi vida? ¿dónde se fueron mis días?

deseaste que se fueran, joder. los tiraste. tus días eran la espera del viernes. que llegara el viernes ¿y qué? el viernes estabas cansado de madrugar y trabajar sin parar y el sábado era para poner lavadoras y hacer la compra y limpiar la casa y el domingo había que comer con la familia o lo que sea. total: ya es lunes. y se acaba produciendo un serio problema de infelicidad si alguien detesta los lunes, los martes, los miércoles y los jueves.

intenta, intento, no dejarte ni dejarme arrastrar. hay días mejores y peores. pero en general, no quiero que acaben los días. me voy a dormir cuando no puedo más. aunque no haya hecho gran cosa. aunque esté tranquilamente leyendo. no me gusta irme a dormir porque significa que ese día termina. yo quiero días de cuarenta horas. para gozármelas todas. simplemente para vivirlas, dormirlas, escribirlas, escucharlas, amarlas, trabajarlas, reirlas, comérmelas, follármelas, lamerlas y estirarlas. pero no para dejar que se vayan como quien se deja el grifo abierto. 

así que me parece bien que sea miércoles. estoy profundamente a favor de emborracharme entre semana. de perder la noción de los días y de romper la cadena que ata el reloj a las horas. los libres no saben en qué día de la semana viven ni les preocupa.

pégale un tiro a la televisión, compra un bote grande de café, mira qué tarde tan bonita hace y date cuenta de que eres más joven de lo que vas a ser nunca. igual que esta semana. igual que hoy.

hay que emborracharse un lunes. y follar un martes. hay que ir a un concierto un miércoles. hay que salir hasta las tantas un jueves y hay que llegar al viernes reventado, hay que llegar al viernes y poder decir:

no me lo puedo creer: todavía es viernes