en eso me siento afortunada.
ni demasiado cáncer, ni demasiada alopecia, ni demasiadas depresiones, ni un solo suicida, ni demasiado alcoholismo, ni nadie violento: total que somos una familia que así en términos genéricos -si no entramos demasiado en detalles- no tenemos una herencia genética que nos inquiete.
hay un rasgo que últimamente pienso que puede ser parte del patrimonio familiar.
se trata del humor negro. ya en más de un funeral me he dado cuenta de que no somos serios. somos formales, sí, pero no somos serios. nos comportamos y luego entre nosotros hacemos una broma cruel y nos descojonamos.
por supuesto eso nos incluye: sabemos reírnos de nosotros mismos.
en ese sentido, mi abuela me está dejando admirada. tiene alzheimer hace bastante tiempo, y aunque le avanza despacio ya está bastante mal. aún así, tiene bastantes ratos de lucidez.
hay cosas que me llaman mucho la atención sobre cómo lo lleva.
está el hecho de que muchos viejos con su enfermedad se ponen agresivos o depresivos, mientras que ella lo asume con buen talante. sabe que se le acaba la vida, sabe que no le queda mucho tiempo, pero le da por tomárselo bien y reír.
en medio de tanta gilipollez social y médica para alargar una vida hasta el absurdo, mi abuela dice muy lúcidamente que a ella se le está haciendo muy largo esto de la vejez y que a ver si se muere ya, que tiene ganas de irse con mi abuelo (que murió hace doce años)
mientras que siempre fue una mujer comedida y seria, madre estricta y según mi madre gruñona, ahora está más liberada de cohibiciones y por eso nos regala perlas del humor familiar en su estilo más puro.
como viendo las fotos de la boda de mi primo, en la que ella estuvo pero no recuerda haber estado.
señala a mi madre y dice -¿yo soy ésta?
-no yaya, ésa no.
-¿entonces soy ésta?-dice señalando a mi tía
-no, tampoco, yaya. tú eres ésta de aquí
-¿ESA VIEJA SOY YO? ¡Hay que joderse!
o como el otro día, que mi madre le estaba explicando que entre semana va a estar en una residencia, porque ya está muy delicada y necesita atención las 24 horas, y que la residencia es muy bonita, con dos plantas y en la de arriba una terraza muy grande
-¿ah, sí? ¿para tirarse?- responde mi abuela, y se ríe con ganas