y esta tarde he conocido a Oliverio Girondo. Magnífico. Lo busqué por sus versos, esos de
'No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!'
Querido Oliverio: me apunto a los senos como magnolias. Quiero pensar que mi cutis es más durazno que lija; confieso lo del aliento insecticida, y mi nariz gana premios de horticultura semana sí semana no. Pero no te me pongas meloso, che, y dime a cuántas te ligaste con este poema, confiesa. Buen truco; pero tú sabes y yo sé que volar es muy fácil, está chupado, casi todo el mundo sabe volar. Lo que es difícil y da pereza es eso de aterrizar.