en la interminable rutina de vigilar el circuito interno de cámaras de seguridad de un importante edificio empresarial en el que a fin de cuentas y desde el punto de vista de la seguridad interna, nunca pasa nada importante, puede uno en su aburrimiento asistir a curiosas escenas.
como la del otro día, aquella reunión de Supercomerciales con potenciales Megaclientes que culminó en un abundante catering para cebar a la víctima y hacer que se confíe, como todo el mundo sabe desde que Hansel es Hansel y Gretel, Gretel.
las cámaras registran que por fin los potenciales Megaclientes se van, dejando buena parte de la comida intacta. bandejas con jamón ibérico, canapés de varios tipos de ahumados, tortillas enteras, tapas de paella, bandejas con pasteles... entonces los Supercomerciales avisan a otros compañeros que bajan de la oficina para dar cuenta del banquete. comen y comen y baja más gente que come y juntan lo que queda en varios platos y se lo llevan.
por el camino ofrecen un pastelito a las azafatas de la recepción, recepción situada al otro lado del hall pero justo frente a la sala del cátering, desde donde han contemplado todo esperando que cayera un plato de cortesía para ellas.
pero no. se van en el ascensor con los platos y las azafatas se miran decepcionadas. una sigue a lo suyo. la otra se levanta, cruza el hall y entra en la sala. comprueba que no han dejado nada de comida. vuelve a la puerta y le dice a la otra:
-Se llevan los canapés y se dejan el vino: un Rioja crianza de 2006. Pobres mortales. Qué poco estilo. Qué poco de ná.
y dicho esto, toma una copa, la llena y se la lleva, cruza el hall y vuelve a sentarse tras el mostrador de la recepción.