No hago más que cavar, llevo un año entero cavando. desenterrándome. Averiguando quién hay bajo esta tierra, este polvo, estos escombros. Qué queda de mí, qué se puede hacer con lo que queda de mí. Qué queda de lo que yo era antes de que los adultos me envenenaran la cabeza, antes de sucumbir. Qué queda de cuando no se habían salido con la suya, quién era yo cuando aún era yo. Qué queda de mí, qué podría brotar de ahí. Tierra y más tierra.
Escribí, después de tantos años. Y por primera vez en mi vida, no encontraba las palabras. Ya no eran mías. Eran un instrumento neutral. Y un medio. Era horrible, yo y la sensación de haber abandonado lo que amaba. Mucho peor que haber dejado que me enterraran.
Y les pedí perdón, perdón, perdón, y hablé con Anne y con Sylvia y con Julia y arrimaron el hombro y ya no saqué tierra yo sola. Ahora vamos más rápido.