y creo que a todo esto
aún no he mencionado al altigato,
el altigato que nos mira
desde la altigaticie.
yo no me había dado cuenta,
me lo dijo el altiloco:
-¡mira, hay un altigato
en la altigaticie!
no me había dado cuenta,
porque estaba mirando
cómo me miraba el altiloco,
que me mira, me remira
y me dorremi, me mifasola
desde su altiloquicie.