lunes, 1 de julio de 2013

reescribirlo todo (II) historiadores que no saben de mujeres o yo sé el secreto de las amazonas

no sé si las Amazonas existieron o no, nadie lo sabe con certeza.
lo que me molesta de este asunto es:

1) que toda civilización, tribu o cultura matriarcal sea siempre, siempre, siempre, considerada como legendaria. ¿por qué? porque sí. por prevenir. porque cómo no va a serlo.

2) los historiadores que no saben de mujeres. si buscas información sobre las amazonas, encontrarás en todas partes que estas criaturas se amputaban los pechos, o uno de ellos, para poder manejar mejor el arco. una amputación tan terrible que pasa por tener dimensiones mitológicas, cierto. 

cuando me enteré de esto no sabía si reír o llorar. es tan evidente. es TAN evidente que una se pregunta ¿cuánto saben de mujeres los que escriben la historia de la humanidad? es decir: cuánto saben de Humanidad los que escriben la Historia?

perdonen la desconfianza, pero: ¿qué posibilidades de supervivencia habría tras una amputación así, con las condiciones médicas e higiénicas de hace miles de años? ¿a alguien se le ocurriría amputarse un órgano que sirve para alimentar a las crías? ¿a alguien se le ocurriría amputarse una superficie de carne del tamaño de un puño, soportar el dolor sin anestesia, exponerse a desangrarse sin transfusión posible, a la infección sin antibióticos, a una enorme cicatriz?

¿a qué gilipollas ilustrado se le ocurrió semejante cosa?

si las viste de lejos, señor gilipollas ilustrado, y observaste que no tenían pechos o que uno abultaba más que el otro, no es porque se los arrancaran. voy a contarte el secreto que toda mujer podría contarte, si hubieras preguntado:  TODA mujer que luche, corra, salte, monte a caballo, guerree y lance flechas con arcos, necesitará sujeción para que sus pechos no vayan bamboleándose. porque esto es algo que según el tamaño de los pechos puede ser un engorro. 

era tan fácil, tan fácil, tan fácil, como lo que se le hubiera ocurrido a cualquier mujer en cualquier cultura a partir de la invención del textil: VENDARSE LOS PECHOS, garrulo historiador, VENDARLOS, para llevarlos bien sujetos, para estar cómoda, para guerrear y lanzar flechas a unos cuantos enemigos y luego volver a casa, soltar las vendas y dar de mamar a los churumbeles.

pero qué ibas a saber, pobre historiador: está claro que nunca conseguiste ver a una amazona desnuda.